A 330 kilómetros de Buenos Aires, vacaciones al aire libre y muchas aventuras en Tandil. Vuelos en planeador, cabalgatas, paseos de mountain bike y una asombrosa travesía en canoa entre millares de aves por uno de los ambientes más vírgenes de la provincia de Buenos Aires.
Por Julián Varsavsky
Ya no existe la famosa piedra movediza, pero Tandil se sigue moviendo –y cada vez más– para afianzarse como una opción de largas vacaciones. Allí, en el bucólico paisaje de las sierras bonaerenses, los turistas pueden dedicarse al reposo y la contemplación de la naturaleza o lanzarse a la aventura por aire, por tierra y por agua, volando en planeador, remando una canoa, cabalgando por los cerros o pedaleando una bicicleta. Y si de alturas se trata, no se puede dejar de mencionar la clásica escalada y el paseo en aerosilla. A las diversas excursiones y actividades que se pueden realizar desde esta arbolada ciudad, hay que sumarle la sobreabundancia de piscinas que compensan la falta de playa, instaladas en los 50 complejos de cabañas y hosterías que existen actualmente en los alrededores de Tandil.
Remo con obstAculos Una de las propuestas más originales de aventuras en Tandil son las travesías en canoa por el arroyo Chapaleofú que organiza Jorge Michia. En primer lugar, no hay que pensar que se trata de una bajada de rafting por los rápidos de un río. Por el contrario, el arroyo de aguas cristalinas es absolutamente manso, y en muchos lugares la canoa de fibra de vidrio roza el fondo arenoso. Sin embargo, esto no significa que no sea una excursión de aventuras, ya que el arroyo caracolea por zonas casi vírgenes de la pampa bonaerense, cercado en algunos sectores por una vegetación semiselvática. Durante la travesía, que comienza en el Puente de Hierro –a 35 kilómetros de la ciudad–, es frecuente que aparezcan árboles caídos sobre las aguas, obstruyendo el paso de la canoa. En algunos casos se los podrá sortear caminando por la orilla barrosa, con lo cual cualquier pretensión de pulcritud queda totalmente descartada. En otros tramos, flanqueados por pequeñas barrancas, el paseo se complica aún más porque la profusión de troncos en el arroyo cierra totalmente el avance. La única manera de continuar la excursión será salir del agua y con la canoa a cuestas subir la barranca y atravesar tupidos maizales para poder retomar la navegación por el arroyo.
En el transcurso de la travesía, el avistaje de pájaros y animales desplaza el interés inicial por la práctica de canotaje. Cada cual a su turno, aparecen el chiflón —una especie de garza gris—, el cuervo de la cañada —otra zancuda de color negro y pico curvo— e incontables patos con sus patitos siguiéndolos en fila india, además de chajáes, benteveos, gallaretas, martín pescador y bandadas de bandurrias. Algunas nutrias pasan nadando junto a la canoa y entre los pajonales alcanzamos a ver un carpincho. Luego de una hora de remada —y varios desembarcos para sortear obstáculos— es la hora de darnos un refrescante baño, nadar un poco y tomar un mate con galletitas. Después de recorrer 12 kilómetros llegamos al Puente San Antonio, meta final de este viaje. La excursión cuesta $ 30 por persona (mínimo cuatro) y, en caso de que sea en base doble, el precio es de $ 50 cada uno.
Quienes busquen un mayor esfuerzo físico encontrarán más atractivo el circuito que recorre 27 kilómetros por la misma zona, a lo largo de 10 horas ($ 50 por persona). Pero el verdadero circuito de aventuras es el número 3, que dura dos días y una noche durmiendo en carpa a la vera del río, donde se enciende un fogón que ahuyenta los bichos y atrae las charlas. En total son 20 horas de remada. Esta excursión cuesta $ 80 por persona e incluye todas las comidas y bebidas, carpa, bolsa de dormir y un micro que lleva la carga hasta el punto de acampe. Reservas: Tel.: 02293-430522 15-582475 15-633491 e-mail:
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A caballo La propuesta no está exenta de cierto dejo surrealista: “vamos a navegar sobre un caballo”. La idea es de Gabriel Barletta, un guía que hace 15 años organiza entretenidos paseos a caballo por las Sierras de Tandil, que matiza con relatos de personajes e historias de la zona. Hay dos circuitos: uno recorre la Reserva Natural Sierra del Tigre por senderos alternativos a los que se pueden hacer en auto, aumentando laposibilidad de ver guanacos, ñandúes, ciervo dama y axis y algún zorro. El paseo también llega hasta la cava de 30 metros de diámetro de una antigua cantera donde hay ocho pumas en cautiverio.
El segundo circuito es el más común durante el verano. Es similar al anterior, pero sin ingresar a la reserva natural, y con la particularidad de que se visita una laguna para “navegar” sobre el caballo. Sin un relincho, el caballo nada 25 metros hasta la otra orilla con el jinete aferrado a las crines. Para el final del paseo el guía tiene siempre preparado un fogón y un mate y ofrece un repertorio de sus canciones acompañado por una guitarra. Una cabalgata cuesta $ 25 por persona, y por lo general hay una a las 9.30 y otra a las 15.30. Reservas: 02293-427725 www.tandil.com
En bici La combinación de palabras “mountain bike” puede asustar a más de un turista decidido a no realizar ningún esfuerzo físico en todas las vacaciones. Pero en el caso de las excursiones en bicicleta organizadas por Carlos Centineo, la actividad no deja de ser un agradable paseo por caminos de tierra, subiendo y bajando por suaves lomadas. El circuito de verano normalmente se realiza por la zona del Cerro Leones, entre plantaciones de soja y girasol.
Si bien los paisajes son muy agradables, el momento más celebrado de la excursión es la zambullida en las aguas de una gran cava de 100 metros de diámetro que servía para sacar granito y producir adoquines. Las aguas de esta laguna escondida entre las sierras agrestes son el lugar ideal para nadar a placer y reponerse de las pedaleadas.
Luego de recorrer un total de 10 kilómetros, nos espera una cerveza fría y gaseosas al aire libre en la mesita de un bar centenario con las paredes revestidas en madera y un gran mostrador, donde siguen saciando su sed los picapedreros desde hace más de un siglo. La excursión en bicicleta cuesta $ 20 por persona (incluyendo el refrigerio). Reservas: Kumbre Guías Serranos Tel.: 02293-15621345 1563-2902 www.kumbre.com
Por aire El Club de Planeadores de Tandil, fundado en 1936, organiza vuelos turísticos para pasear por los cielos de Tandil. Pese a la placidez de andar por los aires sin el ronroneo de un motor, la experiencia también tiene su vértigo. Después de alcanzar los 800 metros de altura, remontado por una avioneta común, el piloto suelta la cuerda y el planeador vuela lentamente hasta el punto de partida surcando las nubes con suavidad y absoluto silencio. Pero cuando se aprovecha la fuerza ascendente del viento, el planeador sube a toda velocidad de los 250 a los 500 metros de altura, formando cerrados círculos concéntricos a 100 kilómetros por hora. Durante un buen día de vuelo se puede estar hasta 30 minutos en el aire y a 500 metros de altura. El precio de un vuelo en bi-plaza es $ 25, y también está la opción acrobática, donde se realizan vuelos invertidos y un giro de 360 grados sobre un mismo eje, llamado “rizo”. Toda una aventura en el aire... para turistas muy audaces.