Domingo, 27 de marzo de 2011 | Hoy
BUENOS AIRES. PASEOS CON RELIEVE EN SIERRA DE LOS PADRES
Vecina de Mar del Plata, Sierra de los Padres propone una estadía que combina el entorno campero del pueblo con algunos productos orgánicos ideales para desintoxicarse. Y está a solo veinte minutos de la gran ciudad de la costa atlántica.
Por Pablo Donadio
Sierra de los Padres presenta una combinación ideal entre los desniveles serranos y un paisaje que a primera vista se identifica con lo agrícola. Siempre con el verde como sobresaliente, los montes, los bosques de las afueras, las plantaciones varias e interminables matas floridas junto a las calles y rutas de acceso dan la pauta campera del lugar. Como si fuera poco la cercanía con Mar del Plata, a apenas 20 minutos, le da un plus costero invalorable.
CAMINO A LA MIEL Desde Buenos Aires se ingresa a Sierra de los Padres por la Autovía 2, desviándose en el kilómetro 390 (a la altura de Camet) y empalmando con la 226. Esa misma ruta, hacia el otro lado, se transforma en la Avenida Luro, una de las entradas principales de Mar del Plata. Hacia ambos lados, su paisaje avanza rodeado de campos y granjas. Ya sin tanto aire campero, pero sí con el encanto de pequeñas colinas, el barrio residencial de Sierra de los Padres adopta el estilo Mar de las Pampas o Cariló, con la misma quietud y presencia de barcitos y restaurantes donde sobresalen la madera y los sabores de la torta galesa, pero con menos gente y más diversidad turística.
Apenas se cruza el arco de bienvenida, los pinos, sauces, aromos, cedros, fresnos, olmos, talas y gigantescos eucaliptos se entremezclan unos con otros, regalando sombra y sonido. Además son el hogar de calandrias, zorzales, chimangos, pájaros carpinteros y las famosas torcacitas, posadas sobre los techos y galerías de los locales comerciales.
Allí la primera cita no es la Laguna de los Padres; tampoco el mirador de la ciudad; ni siquiera la milagrosa Gruta de los Pañuelos: lo que hay que hacer de inmediato al llegar es tomar la diagonal de entrada al barrio y, justo frente a los bomberos, golpear la puerta de Enrique Meier, productor de la miel más rica de la zona. De consistencia pastosa y sabor delicioso, cuesta $14 el kilo, mucho menos de lo que vale en sabor y trabajo artesanal, que puede verse en directo sobre los panales.
Si bien la producción cerealera avanza como en todo el país, las huertas orgánicas y las frutas frescas, las granjas de pollos y los huevos grandes y frescos rodean al barrio residencial y lo abastecen, llegando a Mar del Plata y su partido. El pan de campo es otra de las marcas registradas, pero en este caso elaborado no por uno sino por muchos, según dicen gracias a las excelentes harinas regionales. A su vez, algunas terapias naturales acompañan la buena alimentación y pueden aprenderse y compartirse en esas mismas calles vecinales. De movida, la zona parece poco urbanizada y no muy grande, pero tanto en el barrio como en las afueras hay infraestructura suficiente para el miniturismo, con establecimientos pequeños y confortables campings, y para pasar estadías completas.
ENTORNO AGRESTE Una visita clave en Sierra de los Padres combina la caminata con el espejo de agua local. El marco de llegada es bien montañés, con callecitas dibujadas en las bajantes de los cerros, casitas y casonas de madera, y la tupida flora silvestre. Enmarcada por una reserva forestal de 687 hectáreas, la Laguna de los Padres es tal vez el principal centro recreativo del pueblo, con amplios sectores de parque donde la gente hace su picnic y disfruta de los juegos al aire libre. Allí se alquilan botes para pasear y remar un rato, y pese a no estar en su cota máxima la pesca sigue siendo una de las actividades más destacadas. Asimismo, se han registrado unas 90 especies de aves que utilizan la laguna para su alimentación, compartiendo el hábitat con mamíferos y anfibios, lo que no sólo enriquece el lugar, sino brinda espacio a los amantes de la fotografía.
Otra propuesta es la de ascender hasta la cumbre de las sierras, que a 200 metros sobre el nivel del mar ofrecen un punto panorámico perfecto para la vista de la ciudad, la zona de quintas, la laguna y la ruta de acceso. Si hay que hablar de lugar bien turístico, la cita es en el Paseo de la Gruta, donde los fieles dejan sus ofrendas a la Virgen con ataduras de pañuelos, que han formado largas sogas de pedidos de un lado a otro de las ermitas, monumentos y estampitas. Sobre el peñón de Santillán, los caminos de tierra y las cercanías con sembrados de trigo pueden disfrutarse con paseos a caballo, o el reto siempre audaz del parapente. Asimismo, la pertenencia al Sistema de Tandilia, el plegamiento orográfico más antiguo del mundo, hace de la región un lugar propicio para el entrenamiento y el desarrollo físico. La zona toda es sede de grandes competencias de pedestrismo y carreras outdoor, como la Northland Cross de Aventura, con grandes exponentes de la disciplina. Pero la importancia de las sierras no es sólo paisajística y deportiva: en sus estribaciones finales se han hallado pinturas rupestres y otros descubrimientos arqueológicos de importancia, como la Cueva Tixi, con elementos sujetos a investigación que podrían aportar datos y explicar mucho sobre nuestros antepasadosz
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