Domingo, 10 de junio de 2012 | Hoy
GRAN BRETAÑA. LA CAPITAL DE LOS JUEGOS OLíMPICOS 2012
Cuando faltan apenas 46 días para la inauguración de los Juegos Olímpicos, Londres está recibiendo los últimos retoques urbanos. Un paseo por el noreste de la ciudad, donde el Lea Valley pasó de ser un terreno abandonado a sede del Estadio Olímpico, siguiendo por el nuevo East Side, con su Parque Olímpico y la polémica por la excéntrica Torre Orbit.
Por Julián Varsavsky
Para los Juegos Olímpicos de Londres 1948 no se levantó un solo edificio ni estadio. Los deportistas dormían en campamentos militares y hasta debieron llevar sus propios alimentos a una Inglaterra racionada por la escasez de la posguerra. Entre las indicaciones previas a los competidores se resaltaba no olvidarse la toalla. Los edificios estaban aún cosidos a balazos y semiderrumbados por las bombas. El presupuesto asignado a la organización equivalía a poco más de un millón de dólares, contra los once mil millones de las Olimpíadas 2012. Las medallas eran de plata oxidada y la BBC pagó 1550 dólares por los derechos de transmisión. Y, sin embargo, según la revista Radio Times la inauguración fue “una de las más impresionantes jamás transmitidas”.
Hoy todo es radicalmente opuesto, y aun en una Europa en crisis no se ha escatimado en gastos ni en esfuerzo. Un contador electrónico con días, horas, minutos y segundos fue instalado en la muy londinense Trafalgar Square para calcular el tiempo faltante hasta el comienzo de los Juegos: hoy domingo, a las seis de la tarde, estará marcando los 46 días con 23 horas y 00 minutos que faltan para la gran fiesta inaugural donde tocará Paul McCartney.
En el cielo raso de la estación Saint Pancras, destino de los trenes Eurostar procedentes de París, cuelgan ya los cinco anillos de color que son el símbolo olímpico. Falta poco para los Juegos, pero a simple vista hay mucho pendiente todavía y reina la sensación de que las cosas no estarán listas a tiempo. Sin embargo, Londres tiene experiencia en eventos olímpicos (también fue sede en 1908), de modo que pocos temen realmente que los muy previsores ingleses, reyes de la puntualidad, lleguen tarde a esta cita mundial. Una cita en la que Londres será la primera ciudad del mundo que la organizó tres veces.
Mientras tanto, en varios barrios se sigue avanzando con una serie de cambios en el plano urbano. Las principales calles y atracciones turísticas están siendo remodeladas para la cita del 27 de julio. El área de Piccadilly Circus –algo así como el corazón de Londres– se ve todavía llena de obras en construcción y refacción. Leicester Square, la meca de los musicales londinenses, también tiene numerosos edificios ocultos tras telas sostenidas por armazones de metal, con un cartel que anuncia “Getting ready for 2012”. Al emblemático Puente de Londres también le llegó el turno de un lavado de cara, y por toda la ciudad se están terminando de construir rascacielos, especialmente en el área de la estación King`s Cross.
Pero el lugar de mayor actividad constructiva es el noroeste londinense, conocido como el Lea Valley, sede del principal Estadio Olímpico. En segundo lugar se encuentra la parte oriental de la ciudad, conocida como East Side, donde se están haciendo cambios a gran escala alrededor del Parque Olímpico y sus diferentes estadios. Allí rara vez aparecían turistas, pero ahora se está convirtiendo en una nueva atracción de la ciudad a raíz de los Juegos Olímpicos.
La otra modificación importante que generó el fervor olímpico es la multiplicación casi infinita de cámaras de seguridad CCTV casi en cada rincón londinense. En los últimos cuatro años se calcula que se invirtieron unos 300 millones de dólares para instalar estos dispositivos en todo el Reino Unido. Londres tiene nada menos que 4,5 millones de camaritas –la gran pregunta es quién mira lo que captan– y se dice que una persona es filmada unas 300 veces al día al recorrer el espacio público. Al mismo tiempo, un ejército de policías de civil transita por la ciudad, especialmente el metro y los distritos financieros, buscando sospechosos de terrorismo o algún otro tipo de delito.
EAST SIDE VERDE Hasta los años ’90 los gobiernos municipales de Londres ignoraron totalmente el East Side, abandonado a su suerte y sumido en la contaminación. Pero se acordaron de la zona cuando necesitaban predios libres para las Olimpíadas: así a partir de 2005, cuando Londres fue elegida como sede, todas las miradas se enfocaron en la zona. Y como la mayoría de las tierras de la isla pertenecen a la Corona, el Estado pudo llevar a cabo su plan de renovación sin mayores inconvenientes.
Las palabras preferidas de los planificadores urbanos modernos son “sustentabilidad” y “desarrollo eco-friendly”. Al East London se llega en 30 minutos de tren y, a pesar de su rápido desarrollo, hoy es un lugar tranquilo y silencioso. Al menos hasta el 27 de julio, cuando se llenará de pronto con miles de personas dispuestas a estrenar un ala nueva de la ciudad. Según el comité organizador de los Juegos, 250.000 personas visitarán la zona cada día. Y para recibirlas se construyó toda una serie de pequeños proyectos (varios todavía inconclusos), como un buen sistema de trenes y puentes peatonales.
En los trabajos de renovación se buscó utilizar materiales ecológicos, en particular la madera, ya que muchas de las instalaciones serán demolidas cuando terminen las competencias. De los cinco nuevos estadios, tanto el principal como el Centro Acuático y el Basketball Arena serán parcial o totalmente demolidos, o bien destinados al uso de los residentes locales. Para reducir las emisiones de carbono, atletas y público en general llegarán al lugar de las competencias solamente en transporte público, según aseguran los organizadores. Y la Villa Olímpica, que albergará unos 17.000 atletas, pasará a ser la nueva residencia de 4000 familias locales.
EL PARQUE OLIMPICO Los 2,5 kilómetros cuadrados del Parque Olímpico están en el área del barrio de Stratford conocida como Newham Borough, que tiene la tasa de desempleo más alta de toda Inglaterra, los niveles de ingreso más bajos y una población de inmigrantes que hablan unos 110 idiomas.
Para construir el Parque Olímpico fueron demolidas 200 viviendas, utilizando el 80 por ciento de los escombros en nuevas construcciones. La zona entera fue sometida a un profundo trabajo de recuperación ecológica, ya que durante la Revolución Industrial muchas industrias de teñido se habían establecido aquí, contaminando suelos y aguas. Por eso se sometió al subsuelo a un proceso de purificación que implicó extraer dos millones de toneladas de tierra: mediante una gran cinta transportadora, se le extrajeron a esta tierra piedras y material metálico con ayuda de un imán gigante, para luego limpiarla con agua y volver a colocarla en su lugar, como base del Parque Olímpico. Y allí donde las sustancias contaminantes no se pudieron purificar con agua, se aplicaron métodos bioquímicos de limpieza. Ahora, según las autoridades municipales, esos dos millones de toneladas de tierra son 99,9 por ciento puras, así como las aguas de un cercano curso de agua y de un lago.
Además hace un mes se inauguró junto al Estadio Olímpico la Torre Orbit, que mide 114,5 metros de altura –la escultura más alta del Reino Unido– y costó 22,7 millones de libras. Un día después de la inauguración de los juegos, la torre de metal abrirá al público para que los visitantes puedan subir y observar desde adentro su extraña asimetría. Según su diseñador, el indio Anish Kapoor, equivale a la deconstrucción de una torre. A pesar de todo, la obra generó polémica en la sociedad inglesa. El alcalde de Londres, el “tory” Boris Johnson, la definió como una “obra espectacular del arte moderno británico... hubiera dejado atónitos a los romanos y empequeñecido las aspiraciones de Gustave Eiffel”. Sus críticos la vieron en cambio como “una Torre Eiffel después de un ataque nuclear”, “chatarra de montaña rusa”, “Godzilla del arte público” y “un choque entre dos grúas”. Kapoor, por su parte, consideró sana la controversia que lo puso en el tapete y puso como primer ejemplo la Basílica de San Pedro en el Vaticano, “que todo el mundo quería que terminara en punta” pero fue rematada con un domo circular ahora adorado de manera unánime. Y opinó, siempre, en tren de achicarse con las comparaciones, que la Torre Eiffel “fue odiada por todo el mundo durante 50 años y ahora es el pilar principal de la ciudad de París”.
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