Domingo, 21 de octubre de 2012 | Hoy
FRANCIA. PASEOS ORIGINALES EN LA CIUDAD LUZ
Varias agencias nuevas proponen visitas novedosas y paseos temáticos por la capital francesa, para conocerla mediante su gastronomía, el encuentro con sus vecinos y los paseos a pie por los escenarios de películas y fotografías célebres. Una nueva forma de descubrirla.
Por Graciela Cutuli
Tiene un mapa entre las manos y está frente a la entrada de una estación de subte. Es un turista perdido (o no) en París. Una escena que se repite miles de veces cada día del año. Si pregunta cómo seguir su camino, es muy probable que su interlocutor lo mire con la sonrisa típica de quien no entendió bien pero quiere ser amable igual. Es que seguramente es otro turista... Nada raro si se piensa que casi 30 millones de visitantes deambulan por la ciudad cada año, más de tres por habitante. Es una de las tasas más elevadas del mundo; tanto que los turistas forman de hecho una ciudad dentro de otra. Hacer coincidir esta “ciudad dentro de la ciudad” no siempre es fácil: ¿cómo descubrir la París cotidiana mientras se pasea por aquella de los museos, monumentos y grandes tiendas? La solución llegó de parte de algunas agencias especializadas, que ofrecen visitas guiadas de la mano de los vecinos, para internarse en los meandros de su vida diaria. Lejos del métroboulotdodo que –hay que reconocerlo– caracteriza el ritmo de muchos parisienses, se proponen circuitos y caminatas que cambian las guías de turismo por experiencias y “encuentros cercanos del tercer tipo”. Es el lado oculto, no de la luna sino de la siempre brillante Ciudad Luz.
A LA MESA EN PARIS ¿Quién conoce mejor una ciudad que quienes la habitan, la disfrutan y hasta la padecen a diario? Partiendo de este principio, algunos guías armaron sus pequeñas empresas para ofrecer paseos à la carte y compartir así el modo de vida que ellos mismos tienen. Una de las fórmulas más exitosas es la que propone VoulezVousDîner. Parece el nombre de un viejo éxito de Abba, pero es en realidad una empresa que organiza cenas en casas de familia, donde los visitantes pueden compartir comidas caseras y un momento de vida. Meeting the French propone también cenas de este tipo, pero fue más allá en el intercambio gastronómico, ya que organiza visitas personalizadas a panaderías, queserías y artesanos de la buena mesa, haciendo participar a sus clientes de cursos de cocina y hasta salidas de compra por los mercados de París. Es toda una experiencia deambular por los pasillitos entre las cajas de verduras, frutas o flores, a la vez que se van conociendo mejor los ingredientes y platos típicos de las regiones de Francia. Uno de los más exóticos es el mercado de productos “bio” de Batignolles, un barrio del noroeste de París que –también hay que reconocerlo– casi nunca se visitaría si no fuese de esta manera. Allí seguro hay muy pocas probabilidades de consultar el camino a otro turista.
Otra empresa de excursiones que logra mucha repercusión partiendo de la misma idea es French for a Day, que completa la comida con la moda. Una versión más parisina del clásico comer-amar-rezar: comer-comprar-desfilar... Los guías de French for a Day llevan a sus clientes a los mercados, los invitan a cursos de cocina con un chef reconocido y les organizan salidas de compras de ropa y de artículos para el hogar. Todo termina con una merienda en un lugar original, que corona el día a modo de sorpresa.
Finalmente, se pueden citar otras dos propuestas similares. Promenades des Sens organiza paseos para grupos muy reducidos (de dos a seis personas) de negocio en negocio, seleccionados por la calidad de sus productos: chocolaterías, pâtisseries y delikatessen principalmente. Esprit Chocolat se dedica exclusivamente al chocolate: degustaciones a medida, encuentros con artesanos, explicaciones técnicas y secretos de fabricación. Es una visita temática de París para los fanáticos que quieren conocer todo sobre las ganaches y los pralinés.
¿UN POCO DE VINO? No sólo de comida vive el turista. También le gusta probar vinos... Y en la capital de Francia no son las ocasiones las que faltan. Se lo ha olvidado, pero la ciudad y su región fueron durante siglos las principales productoras de vinos en el país. La epidemia de filoxera erradicó a fines del siglo XIX la mayor parte de las 42.000 hectáreas de este viñedo que se remontaba a la Edad Media. La urbanización pudo con lo que poco que quedó a lo largo del siglo XX. Sin embargo perduran algunos recuerdos de este pasado vitícola, como las vendimias del barrio bohemio de Montmartre. Es una de las principales celebraciones populares del año en París: se cosechan las uvas de las vides que se conservaron sobre la colina, se organizan fiestas y banquetes y se venden las botellas de las cosechas anteriores. ¿En qué otra capital del mundo se produce un vino intra-muros? Otro testimonio del pasado vitícola de París se encuentra en Bercy. Hasta los años ’70 este puerto fluvial del este de la ciudad, frente a la nueva biblioteca François Mitterrand, fue el primer centro de negocios de vinos del mundo. Fue reacondicionado y inaugurado hace apenas un par de años, como un nuevo centro comercial y de entretenimientos, con salas de cine, hoteles y complejos de viviendas. Este nuevo Bercy Village tiene la gran ventaja de abrir los domingos y algunos feriados, cuando el resto de los negocios de la ciudad están cerrados.
Una agencia especializada, Onodyssée, realiza paseos temáticos por Bercy y Montmartre, para revivir este pasado, pero también por el Louvre, el Palais-Royal y el Marais, en el corazón histórico y medieval de la ciudad. Alternan visitas, talleres (se participa en la construcción de una barrica) y clases de enología (para realizar, por ejemplo, el blend de un vino). No faltan las degustaciones, por supuesto. Se puede extender la visita por la noche con una cena, basada en los maridajes. Paris Wine Day Tours ofrece, por su parte, visitas a regiones cercanas como Sancerre o Chablis, que producen vinos cuyo renombre traspasó las fronteras francesas.
PARIS DE PELICULA Medianoche en París, Antes del atardecer, París je t’aime, Amélie. Son sólo algunas de las películas que supieron aprovechar la increíble fotogenia de la ciudad. Y son legión los turistas que aprovechan su estadía para recordar algunas de esas escenas e imágenes. Para facilitarles la tarea, Ciné Balade organiza caminatas que recorren estos lugares escenográficos. Se aprende así que se realizan unas 900 filmaciones por año en París, tanto para películas como para documentales, comerciales o videoclips. En total, se alistaron más de 4000 decorados o sets de filmación al aire libre.
Con los paseos de Ciné Balade se conocen no sólo los más importantes, sino también los lugares donde viven algunos actores. Y se pasa al mismo tiempo por varios rincones distintos: pasajes discretos, restaurantes, salas de proyección. En realidad, es tanto lo que se puede ver en relación con el cine que este grupo de guías armó varias caminatas. La “Lumière” se remonta hasta los primeros años del Séptimo Arte y sus precursores: Georges Méliès, los propios hermanos Lumière o Max Linder. El hotel Scribe, por ejemplo, conservó la sala donde Auguste y Louis Lumière realizaron las primeras proyecciones parisinas en 1895. La caminata “Walk of Fame”, por su parte, va tras los pasos de los grandes clásicos mientras Minuit à Paris (el más exitoso del momento) se concentra sobre los años ’20, tal como fueron celebrados por la película de Woody Allen. Todas las visitas de Ciné Balade se complementan con microproyecciones, in situ, sobre iPads.
Awesome es otro especialista que “proyecta” visitas temáticas. En este caso se realizan en torno de las películas Amélie y La Môme (sobre la vida de Edith Piaf). Photo Up organiza itinerarios relacionados con la fotografías. No hay que olvidar que París es el telón de las fotos de Robert Doisneau, el autor de una de las tomas más vendidas del siglo XX, el Beso del Hôtel de Ville. Photo Up tiene varias photo walks en los barrios del Marais y de Montmartre. Pero también en Saint-Germain-des-Prés y el Trocadéro, otro sitio de una foto famosa de Doisneau, con la Torre Eiffel en el fondo. Estas caminatas se hacen con un fotógrafo profesional y se puede aprender sobre fotografía, ensayando con la cámara y visitando la ciudad al mismo tiempo. Finalmente, Shoot the City retoma el mismo concepto con el agregado de visitas nocturnas para ver y fotografiar los monumentos iluminados.
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