Domingo, 24 de agosto de 2014 | Hoy
SUDAMERICA QHAPAQ ÑAN, COLUMNA DEL CONTINENTE
Recientemente sumada a Patrimonios de la Humanidad declarados por la Unesco, la red vial andina construida en tiempos preincaicos e incaicos conecta los cuatro “suyos” o regiones del incanato y se extiende desde Colombia hasta la Argentina.
Por Guido Piotrkowski
De Colombia a la Argentina. Desde parajes remotos a 6000 metros de altura, en la Cordillera de los Andes, a las playas del océano Pacífico. Desde el pueblo colombiano de Pasto a Tucumán, pero con el corazón en Cusco, Perú, se extiende el Qhapaq Ñan, la gran carretera de piedra sudamericana.
Esta red vial del imperio incaico recorría los cuatro suyos o regiones que constituían el Tahuantinsuyo, o territorio del incanato. Los incas dominaron y establecieron el control político y económico sobre todos los pueblos que se encontraban a lo largo y ancho de estas latitudes. Y construyeron caminos que sorprendieron por su avanzada ingeniería a los cronistas españoles cuando llegaron a “hacerse la América”.
El Qhapac Ñan, la columna vertebral que conectaba estos centros de producción, administrativos y ceremoniales, fue recientemente nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en un acto celebrado el pasado 25 de junio en el Santuario de Pachacámac, ubicado en las afueras de Lima. Tan lejos, y tan cerca a la vez del Cusco, “el ombligo del mundo”, según la civilización incaica.
DISTINTOS TIEMPOS Muchos de estos caminos, sin embargo, no fueron totalmente construidos durante los tiempos del incanato, sino que algunos también son preincaicos. Los incas, sobre todo con la llegada al poder de Pachacutec, impulsor de Machu Picchu y uno de sus más célebres emperadores, aprovecharon y ampliaron algunos de los senderos construidos por otros pueblos anteriores a su dominio.
Como en el caso de Tihuanaco, en el Altiplano boliviano. O el sendero entre el ya mencionado templo de Pachacámac y el apu (dios de la montaña) Pariacaca, un nevado localizado a más de 5700 metros del altura.
“La visibilización que trae aparejada la declaración del Sistema Vial Andino como patrimonio mundial producirá una corriente de visitas que hará posible la aparición de prestación de servicios turísticos que, bien planificados y gestionados, generarán trabajo digno e inclusión social a la población rural asociada a estos sitios”, destacó el ministro de Turismo, Enrique Meyer.
El Mintur inició en 2012 un proyecto de fortalecimiento para potenciar el valor turístico, histórico y cultural de Qhapaq Ñan. Se desarrolló un Plan de Uso Público con programa de visitación como instrumento de gestión para organizar, promover, regular y monitorear las actividades turísticas dentro del Sistema Vial Andino. “El Qhapaq Ñan constituye el vínculo de las comunidades con su historia, con sus antepasados, con su territorio; además de ser elementos fortalecedores de la identidad cultural”, sostuvo la ministra de Cultura, Teresa Parodi. Ambas carteras trabajaron en conjunto con cada una de las provincias argentinas incluidas en este proyecto, cuya designación forma parte de una postulación internacional inédita en la que se unieron por primera vez seis países: la Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, naciones que desde hace más de diez años vienen trabajando en conjunto en este proceso único de cooperación internacional para la postulación al Patrimonio.
El Camino del Inca abarcaba globalmente unos 30.000 kilómetros, en los que se construyeron entre 2500 y 3000 kilómetros de carreteras que cruzaban el Altiplano, valles y desiertos, atravesando así los seis países mencionados que incluyen en la actualidad 273 complejos arqueológicos, según la Unesco. En la Argentina, las provincias que forman parte del Qhapac Ñan son Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza. En total 119 kilómetros con 32 sitios arqueológicos asociados que comprenden 18 comunidades y un centenar de santuarios.
La red de caminos fue utilizada para el traslado de pueblos y ejércitos, y el tránsito de caravanas de llamas que transportaban mercancías y materias primas. Iba desde las tierras bajas, cálidas y desiertas del Pacífico a las húmedas de la Amazonia, atravesando también el desolado y frío altiplano por donde los chasquis o mensajeros llevaban y traían las noticias, relevándose con un sistema de postas sumamente efectivo y rápido. Y todos los caminos llevaban a Cusco. De esta manera se afianzaba el poder incaico que también apuntaba a la integración, siempre bajo su dominio, entre pueblos tan distantes.
RUTAS ARGENTINAS En nuestro país se registraron más de un centenar de santuarios a lo largo del Camino del Inca autóctono, que el viajero debe tener en cuenta a la hora de partir hacia esos lares. Mencionamos aquí algunos de los más destacados en cada una de las siete provincias.
En Jujuy hay un solo tramo del Qhapac Ñan, es el camino Santa Ana-Valle Colorado, que conecta las áridas montañas andinas con el inicio de las yungas, la húmeda selva de montaña. La Caravana de Llamas, con base en Tilcara, es un emprendimiento turístico de aventura que recrea justamente las antiguas caravanas de camélidos, recorriendo a pie algunos parajes y ruinas de la zona.
En Salta son varios los lugares, destacándose el tramo Santa Rosa de Tastil-Potrero de Payogasta, que conecta la Puna con los Valles Calchaquíes. En la localidad de Tastil están los restos de una ciudad prehispánica. También en Salta se encuentra el Complejo Ceremonial Volcán Llullaillaco, el sitio arqueológico más alto del mundo. Allí se encontraron en 1999 los cuerpos de tres niños que pasaron a ser conocidos como las Momias de Llullaillaco, quienes habrían sido sacrificados en una ceremonia ritual. Las momias se pueden ver en perfecto estado de conservación en el Museo de Alta Montaña de la capital salteña.
Bajando hacia Tucumán está el complejo arqueológico La Ciudacita, ubicado también a gran altura: 4300 metros. Se necesitan varios días y un buen estado físico para llegar en un trekking de alta exigencia.
Siguiendo por Catamarca, el Qhapac Ñan pasa por el Pucará de Aconquija, en el departamento Andalgalá, una fortaleza del período incaico. Y en La Rioja, por el tramo Los Corrales-Las Pircas, que une los valles de Famatina y del Bermejo, con una extensión de 40 kilómetros que va de los 2000 a los 4000 metros, atravesando diversos paisajes.
En San Juan el camino pasa por la Sección Angualasto-Colanguil, donde los incas construyeron una especie de refugio para descansar de sus largas caminatas. También por la Sección Llano de los Leones, que atraviesa el indómito Parque Nacional San Guillermo, donde algunas partes de relevancia de este sistema vial se encuentran muy bien conservadas. Los incas se interesaron en esta zona por las vicuñas, cuya lana utilizaban para confeccionar abrigos, y también por los metales.
Por último en Mendoza, el punto más austral de este entramado de caminos norteños, se destaca el tramo Ciénaga de Yalguaraz-Puente del Inca. Este último es quizá uno de los complejos arqueológicos más conocidos y visitados de este antiguo camino que ahora cobra nuevo impulso y actualidad de la mano del turismo sustentablez
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