ENTRE RíOS. VINO, SOL Y RELAX EN COLóN
Playas de arena tibia sobre un río ancho e interminable, sol omnipresente y una serenidad inalterable que invita al descanso. A poco más de 300 kilómetros de Buenos Aires y muy, muy lejos del estrés urbano, Colón aguarda mansa y tranquila: su mero nombre es inspiración para descubrirla.
› Por Frank Blumetti
Así como Cristóbal Colón tuvo una excusa para lanzarse en búsqueda de las Indias (la excitación de la aventura, la promesa de riquezas, la gloria del descubrimiento), en estos tiempos modernos tampoco faltan pretextos para sentirse un poco como este marino genovés y aventurarse ya no por el mar, sino por la ruta con rumbo a la ciudad entrerriana que lleva su nombre, fundada en 1863 por Justo José de Urquiza con inmigrantes franceses, suizos e italianos. En este caso, la convocatoria fue producida por la quinta edición de la muestra Colón Vinos (ver recuadro), pero los atractivos que ofrece Colón son variados. Y por su cercanía a Buenos Aires –a sólo 320 kilómetros– es un destino ideal para una escapada o unas vacaciones dedicadas a descansar placenteramente y sin sobresaltos.
COLóN Y SUS VIAJES Recorriendo la ciudad en un ómnibus descubierto, además del sol todopoderoso lo primero que impacta al visitante es el majestuoso río Uruguay y sus cinco playas con casi 14 kilómetros de arenales, visitadas durante todo el año por viajeros ávidos de paz y sosiego, motivo por el cual se considera a Colón la capital provincial del turismo. Otro gancho excluyente es la pesca: el Uruguay, río de aguas más claras y rápidas que su vecino Paraná, ofrece variedad de peces para los aficionados, algunas de valor deportivo (dorado, bogas) y otras buscadas por su carne (surubíes, patíes); se pesca de día y de noche, tanto en la zona del puerto como de los arenales, en diversas modalidades: con carnada, spinning, trolling y con mosca. Tanto es así que el 15 y 16 de noviembre se llevó a cabo el Primer Torneo Nacional de Pesca Variada, que repartió $60.000 en premios.
Por supuesto, también hay lugares para visitar y divertirse a solas, en pareja o en familia: uno es el Parque Quirós, apto para contemplar el paisaje de la costa y practicar deportes al aire libre; vale la pena recorrer el molino Forclaz, declarado Monumento Nacional en 1985, el puerto, el casino del Hotel Quirinale, el campo de golf y el complejo Termas de Colón y sus nueve piscinas de agua climatizada (dos techadas y otras con hidrojets e intrincados toboganes), además de un amplio parque con árboles nativos.
El casco histórico tiene una austera belleza de aires europeos, apreciable tanto en la bonita parroquia de los Santos Justo y Pastor como en la Plaza Washington y el elegante Teatro Centenario, que no está lejos de hacerle honor a su nombre, ya que abrió sus puertas en 1925. Otro evento muy convocante es la Fiesta Nacional de la Artesanía, que se inició en la década del 60 y que en 2015 celebrará su 30a edición del 7 al 16 de febrero en el Parque Quirós: allí se darán cita unos 500 artesanos de toda Argentina y Latinoamérica, exponiendo sus creaciones entre comidas típicas, danzas y espectáculos musicales. Fuera de la ciudad y a poca distancia aguardan el Parque Nacional El Palmar sobre la RN 14, el Palacio San José (residencia y lugar de fallecimiento del general Urquiza), hoy museo y monumento histórico nacional y sobre la Ruta 135, el puente internacional General Artigas, que conecta Colón con la vecina y uruguayísima Paysandú.
EL VINO ENTRERRIANO Dadas las características del suelo y el clima de Colón, a priori poco apropiadas para elaborar vinos, sorprende descubrir una bodega local con plantaciones propias; tal vez no tanto, considerando las 300 hectáreas y las cuatro bodegas de la vecina orilla... Hablamos de Vuillez-Sermet, fundada en 1874 por el suizo Joseph Fabre. El negocio floreció (Entre Ríos era la cuarta provincia productora) hasta que en 1936 el General Justo prohibió la producción de vino con fines comerciales en todo el país excepto en San Juan y Mendoza: las viñas se quemaron y adiós tradición... hasta que en 1997 otra ley cambió la anterior y todo volvió a empezar. Jesús Vuillez-Sermet y su esposa Juliana compraron la finca y plantaron diversas variedades de uva en 30 hectáreas: las tintas Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Tannat, Syrah y Sangiovese y la blanca Chardonnay. El clima húmedo produce vinos suaves, jóvenes, ligeros; probamos un rosado a base de Malbec y Merlot (70 y 30 por ciento), jugoso y refrescante, un corte de cuatro variedades (Merlot, Malbec, Tannat y Cabernet Sauvignon) de taninos amables y un espumante brut nature de agradable acidez, que invitan a seguir su evolución. En la bodega realizan visitas guiadas diarias que finalizan con una degustación. También hay cabañas para alojarse y servicio de restaurante, todo a cinco minutos de la ciudad... Hay mucho más para descubrir y sentirse como Colón (Cristóbal) en Colón (la ciudad): la excusa perfecta para realizar, como él, varios viajes. Y pasarla mucho más a gusto.
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