Dom 29.08.2004
turismo

TURISMO ACTIVO - ARGENTINA, UNA GEOGRAFíA IDEAL

El país de las aventuras

Trekking, parapente, rafting y las últimas nieves para el esquí: el turismo activo es una de las modalidades preferidas cuando se acerca nuevamente la primavera, con opciones de punta a punta del país.

› Por Graciela Cutuli

Una geografía con todos los relieves hace de la Argentina el escenario ideal para el turismo deportivo, en todos los ámbitos imaginables. Se puede surcar el cielo de las sierras gracias a las alas que prestan los parapentes, o dejarse arrastrar por la turbulencia de los ríos mendocinos en gomones y kayaks; también se pueden dejar los pies sobre la tierra haciendo trekking en paisajes rocosos, casi lunares, o bien aprovechar las últimas nieves para deslizarse sobre esquíes y snowboards. La Argentina es una suerte de gran guía de turismo en tamaño natural; según dónde se abran sus páginas, habrá opciones para todos los tipos de turismo activo.

A vuelo de pájaro
El parapente es un deporte muy reciente. Pasaron algo más de 20 años desde su nacimiento en las laderas de los Alpes franceses, como una nueva manera de buscar sensaciones fuertes y practicar paracaidismo con menores costos. En 1978 los primeros parapentistas de la historia empezaron a lanzarse en los Alpes para entrenarse en aterrizajes de precisión, sin tener que pagar costosos remontes en avión. Y así, más que encontrar una nueva manera de practicar paracaidismo, inventaron un nuevo deporte que se convirtió muy rápidamente en una modalidad propia y se hizo muy popular, logrando cada vez mayor seguridad (aunque todo parapentista entrenado conoce sus riesgos, sabe que debe atenerse a estrictas medidas de seguridad y sobre todo respetar rigurosamente las indicaciones que le dan los vientos y otros fenómenos climáticos).
Los primeros paracaídas utilizados se convirtieron con el tiempo en telas especialmente diseñadas para el parapente, y en pocos años el deporte llegó a todos los rincones montañosos del mundo. En la Argentina, se empezó a practicar de manera más masiva a partir de los años 90, cuando la convertibilidad abarató los equipos importados. En 1993 ya se organizaba el primer campeonato latinoamericano (en Iquique, Chile, apenas seis años después de la primera competencia organizada en 1986 en Suiza).
El parapente existe en distintos ámbitos. En llanura, se puede practicar por la modalidad de arrastre (hay escuelas a menos de una hora de auto de Buenos Aires, donde se remolca a los pilotos en busca de corrientes térmicas ascendentes). En las costas, se usan las brisas marinas. Pero el ámbito más propicio para practicar parapente, y donde se desarrolló sobre todo en nuestro país, son las montañas y relieves de mediana altura. Córdoba y sus sierras representan un lugar ideal, y algunos sitios ya gozan de reputación mundial, como el Mirador de Cuchi Corral, en La Cumbre, donde se organizó la Copa del Mundo en dos ocasiones, en 1999 y en 2001. En la provincia de Córdoba, se practica parapente en Capilla del Monte, Altas Cumbres, La Calera, La Falda, San Clemente, Villa Alpina y por supuesto en La Cumbre.
Cuchi Corral es uno de los mejores lugares en el mundo para el parapente, no sólo por su relieve, sino también por su microclima. Allí se puede despegar a unos 1100 metros de altura para aterrizar a 720 metros, aunque el microclima de la región también genera una actividad térmica que permite a los pilotos alcanzar los 3000 metros de altura. Los principiantes o quienes buscan un bautismo en el aire pueden lanzarse en tándem con un instructor, para luego iniciarse en la inolvidable sensación de volar como pájaros.

Se hace camino al andar
Bajo ese nombre anglosajón que le da un toque moderno (como el climbing, caving, bungee-jumping y muchos otros “ing” de los deportes actuales), el trekking no es sino la tradicional caminata o expedición a pie, aunque puede diferenciarse porque es algo más exigente, tanto en la preparación de quien lo practica como en la dificultad de los terrenos transitados. Los puristas lo diferencian también del hiking, que designa grandes itinerarios que se caminan por razones más turísticas que deportivas. Por sus extensas zonas naturales, la Argentina es casi una meca del trekking a nivel mundial: hay infinidad de lugares parapracticarlo en todo el país, en todo tipo de relieves, más o menos agrestes, de mayor o menor dificultad, y entre todo tipo de vegetación.
Entre tantas propuestas, se destacan algunos clásicos, como la Sierra de las Quijadas en San Luis, cuyos áridos relieves combinan el trekking y el descubrimiento de huellas de la vida en la época de los dinosaurios. Esta región, que se encuentra en el rincón noroeste de la provincia de San Luis, está protegida por un Parque Nacional. Los paredones rojizos que enmarcan los cañadones tienen más de 25 millones de años, y es muy frecuente encontrar fósiles y huellas de dinosaurios (esta riqueza paleontológica se confirmó con el hallazgo de fósiles del pterosaurio, el primer reptil que podía volar). Los trekkers que conocen las reglas a seguir para avistar animales, y los más afortunados, podrán ver en la Sierra de las Quijadas zorros, maras, guanacos y cóndores. También hay pumas y muchas otras especies de animales y de aves.
Una vez más, el relieve cordobés también pone a la provincia mediterránea entre los más populares destinos para el trekking. También hay modalidades combinadas que ofrecen trekking, recorridos en bicicletas todo terreno y algo de escalada en roca. Entre las muchas propuestas, se pueden destacar la quebrada del Condorito, con carteles señalizados para indicar los distintos recorridos y cascadas donde se bañan los cóndores, el caudaloso río Condorito y la Pampa de Achala, rica en especies vegetales protegidas; así como las Sierras Chicas, donde está el famoso Uritorco, punto culminante de la cadena. Este cerro tiene orígenes volcánicos, pero la erosión suavizó sus rocas y la cumbre es de fácil acceso (se puede llegar luego de un trekking de tres a cuatro horas, partiendo de la base). En las cercanías, el cañadón Los Paredones también es ideal para la escalada en roca y el rappel, que sólo debe hacerse con guías que conozcan bien la zona y con los equipos adecuados.
Córdoba tiene otros dos lugares ideales para el trekking y la escalada en roca: el macizo de Los Gigantes, a pocos kilómetros de Tanti, y el cerro Champaquí, el punto más alto de las Sierras Grandes, con sus 2790 metros de altura. Este cerro tiene distintos puntos de acceso, con diferentes dificultades y propuestas de trekking de diferente duración, que pasan por quebradas, cascadas, cuevas y refugios naturales ocultos entre las rocas.
Si se elige el sur, también la Patagonia tiene muy variadas propuestas para el trekking y las caminatas, sobre todo en los bosques andinos. Pero también hay lugares insólitos y menos conocidos, como esa suerte de “valle de la luna” neuquino que es el Anfiteatro, una vasta depresión natural cercana a las ciudades de Neuquén y Cipolletti, sobre la margen sur del río Negro. El Anfiteatro es un auténtico laberinto de cañadones formados por la lenta erosión del viento y el agua en la zona de “badlans”, un raro paisaje desértico que linda con las fértiles tierras regadas por el río Negro. Geológicamente, se trata del frente de una planicie en retroceso, que deja al descubierto distintas capas de rocas, de variados colores, acumuladas con el paso de los siglos. El lugar, cuyo punto culminante se encuentra a los 750 metros, es ideal para el trekking (hace falta cierto entrenamiento) y los safaris fotográficos.

Aguas en los Andes
Otra actividad que ganó mucha popularidad y pasó a simbolizar las actividades de aventura es el rafting. Se trata de bajar, en gomones, rápidos, ríos y cursos de agua de montaña. Los primeros rafts estaban hechos de pieles de oveja hinchadas de aire, para bajar equipamientos varios en ríos de montaña: hoy día, esta actividad fue recuperada por el turismo, y la tecnología mejoró sustancialmente las embarcaciones, realizadas en materiales de avanzada tecnología.
Los rafts en general pueden llevar hasta ocho personas, más el timonel. Aunque no lo parezca por los espectaculares vuelcos que protagonizan, son embarcaciones muy estables (tienen que serlo para afrontar los rápidos donde son lanzados, pero la fuerza y velocidad del agua logran sin embargo desestabilizarlos). Los cursos de agua se clasifican según su dificultadpara maniobrar los gomones, mediante una escala que va de I (ríos de aguas tranquilas) hasta VI (ríos infranqueables). Cada grado de dificultad demanda distintos niveles de preparación física. Es sin duda para los amantes de sensaciones fuertes, y decididamente no para los que prefieren la tranquilidad del remo y la canoa. Como otros deportes extremos tiene su cuota de peligro y es indispensable tomar los recaudos necesarios y prepararse antes de emprender una bajada en rafting.
El sur de la provincia de Mendoza, en los cañones del Atuel y la región de San Rafael y Malargüe, es uno de los lugares donde más se ha desarrollado el rafting en nuestro país, con ofertas de navegación para todas las edades (pero a partir por lo menos de los diez años si el curso de agua presenta algún grado, aunque sea mediano, de dificultad). Hay raftings de diferentes duraciones, entre una hora y media y cuatro horas (lo que prácticamente un día completo), según la extensión de los recorridos a descender. El río Atuel, uno de los más tradicionales, es apto para toda la familia. Otra propuesta interesante es el rafting al claro de luna, que se realiza durante todo el verano y tiene sin duda la magia adicional del fogón y la fiesta nocturna. En los ríos mendocinos también se realizan travesías en kayak, lo que requiere un mínimo de preparación (puede ser brindada por los propios guías que organizan la excursión), doky (canoas inflables para dos personas, el guía y un pasajero) y catamarán.

Nieves (casi) de primavera
El fin de agosto trae también el comienzo de la temporada baja en las estaciones de esquí, donde la gran ola turística de las vacaciones de invierno es reemplazada por un turismo más familiar y local, que aprovecha el descenso de precios y una nieve todavía apta para deslizarse en esquí o snowboard. En las estaciones más australes, la temporada puede extenderse incluso hasta octubre.
En el cerro Catedral, este fin de semana comenzaron los precios de temporada baja en los pases para esquiadores, las escuelas y el alquiler de equipos, aunque el cablecarril mantendrá sus tarifas ($ 30 los mayores y $ 20 los menores), lo mismo que los tres tramos de la silla Princesa para peatones ($ 24 y $ 16, respectivamente). También Las Leñas cambia este fin de semana a temporada baja, con reducciones (así, el pase semanal que costaba $ 635 en alta pasa a costar $ 410, menores $ 287). El skiweek, en base triple y con pases ilimitados, cuesta a partir del comienzo de la temporada baja $ 1190 y $ 1067 (mayores y menores, respectivamente). En Chapelco, la estación de San Martín de los Andes, además de empezar la temporada baja hay otras promociones especiales: del 11 al 17 de septiembre, 5x7 (es decir se paga un paquete de cinco días pero se disfrutan siete, incluyendo pases, equipos, guardería infantil y jardín de nieve), y tarifas reducidas en la mayoría de los alojamientos de la zona. Esta época también es ideal para aventurarse en los centros de esquí más australes, como La Hoya (Esquel) y Cerro Castor (Ushuauaia), que por la ubicación tienen también la nieve más tardía: consultando con los distintos operadores es posible ponerse al tanto de las últimas novedades, calendario de competencias y ofertas de temporada en cada uno de ellos.

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