A simple vista parece una típica estancia turística, con su parque arbolado, una hermosa pileta, un antiguo casco con líneas coloniales y un aroma a verde que se cuela por los ventanales de las habitaciones. La propuesta es la de siempre: un descanso al aire libre respirando paz y tranquilidad, pero la diferencia en este caso es la modalidad del servicio que ofrece la pequeña estancia Daromy.
En otras estancias el visitante interactúa con los dueños de casa –que ofician de anfitriones– y además se comparte con ellos y otros huéspedes las comidas y las salas de estar. En las 40 hectáreas de Daromy, por el contrario, hay cuatro espaciosas casas muy separadas una de la otra que se alquilan a grupos familiares, con una capacidad que oscila entre once y catorce camas según la casa que se elija. Lo más usual es que dos o tres familias amigas ocupen las casas para disfrutar juntos de un fin de semana campestre acompañado por asados, partidos de fútbol, voley, tenis, ping pong y cabalgatas.
El otro elemento distintivo de esta propuesta es que cada casa está equipada con vajilla, heladera y cocina para que la gente prepare su propia comida (también deben lavar sus platos). De todas formas se puede convenir de antemano que los caseros hagan un asado o pastas caseras. También hay televisor. Y se debe tener en cuenta además que el casco principal de principios del siglo XX no es el que usualmente se alquila, sino las otras tres casas de estilo moderno, construidas en la década del sesenta.
El parque arbolado es el orgullo de la familia Huisman, dueños de la estancia desde 1942. Entre los elegantes pinos, araucarias, ginkobilobas, plátanos, robles, alcanfores y liquidámbares habitan numerosos zorzales y calandrias.
Una curiosidad de la estancia Daromy es el antiguo rancho –hoy refaccionado– donde nació en 1860 el médico y filósofo Alejandro Korn. Allí viven los caseros, quienes se encargan de atender a los huéspedes y cuidar las 45 vacas Hereford de esta pequeña estancia. Algunos visitantes también aprovechan la estadía para conocer el Museo 17 de Octubre, instalado en la antigua casona de la histórica quinta de Perón en San Vicente. Una de las piezas más valiosas del museo es el antiguo tren que usó el presidente para viajar por el país.