MENDOZA - LA RUTA DEL VINO
Los placeres de Baco
Mendoza es la provincia del vino por excelencia. Un paisaje y un clima privilegiados, más el trabajo cuidadoso de los vitivinicultores, dan a los vinos mendocinos prestigio en todo el mundo, e invitan a probarlosen un recorrido turístico al pie de la cordillera.
› Por Graciela Cutuli
Argentina es desde hace mucho tiempo uno de los primeros productores de vino del mundo. Si bien esta producción se realiza a lo largo de la cordillera desde Neuquén hasta Salta, la mayor parte de los viñedos se concentra en los valles mendocinos, donde las acequias heredadas de los indios huarpes, las bondades de un clima con grandes amplitudes térmicas (ideales para el cultivo de la vid), mucho sol y pocas precipitaciones, lograron hacer crecer vides en el desierto cuyano. A ello se sumó el trabajo laborioso y paciente de numerosos inmigrantes italianos que se instalaron en la zona atraídos por un paisaje semejante a su lejano relieve natal. La apuesta no era fácil, sin duda. El mismo nombre de Cuyo lo revela: así llamaron a esta tierra los mapuches, para quienes “cuyum” quería decir “tierra arenosa”.
Hoy día, con la llegada de las grandes bodegas y empresarios europeos, el sector se convirtió en el motor de la prosperidad mendocina, combinado con un arte de vivir a la italiana, bajo el resguardo de las montañas más altas de América. La calidad siempre mejorada de los vinos mendocinos cosecha premios en todo el mundo. Al mismo tiempo, las bodegas se abren al público, y si bien mantienen sus secretos de fabricación, ofrecen visitas de sus instalaciones y degustaciones de todas sus variedades. Es el recorrido de la Ruta del Vino, un circuito único que permite a los visitantes internarse en los paisajes de Mendoza regándolos con el sabor único de los vinos que se producen en la provincia, y de allí se reparten por el mundo.
Antes de dar el primer paso, no está de más saber que las distintas regiones de Mendoza dan distintos tipos de vinos, debido a sus diferentes alturas y tipos de suelos. La zona alta del río Mendoza, entre 800 y 1100 metros, al oeste de Luján de Cuyo, es una región donde crecen todas las variedades llamadas nobles, pero donde prevalece y se destaca el Malbec. La zona al norte de la ciudad de Mendoza, comprendida entre 600 y 700 metros, está dedicada sobre todo a vinos blancos y tintos jóvenes. La zona este, de similar altura, es la de mayor producción de la provincia, entre Maipú y Luján de Cuyo. Al sur de la provincia, se producen también vinos en torno de Tunuyán y San Rafael.
De vino en vino
Esta ruta empieza en las afueras mismas de Mendoza Capital. En Godoy Cruz, una localidad que bordea la ciudad por el sur, se encuentran las primeras paradas. La Bodega Escorihuela fue fundada en 1884, y en sus edificios coloniales funciona el restaurante de un chef renombrado, además de una galería de arte que brinda apoyo permanente a los artistas mendocinos. No muy lejos de allí, Bodegas y Viñedos Santa Ana también se enorgullece de un pasado centenario.
En la vecina localidad de Maipú, la vocación vitivinícola está aún más marcada y, por si quedaban dudas, en un barrio de la ciudad se encuentra una escultura monumental del Cristo de los Viñedos, una copia del Cristo Redentor que protege el paso internacional a Chile en medio de los Andes, pero que protege también simbólicamente las vides en esta llanura. Maipú se presenta como la Capital del Vino. Allí se encuentra la mayor concentración de bodegas abiertas al turismo, y también está el Museo del Vino y de la Vendimia, que permite seguir paso a paso el proceso de fabricación, conocer las distintas cepas y adentrarse en los secretos del ancestral rito de la vendimia. El museo se levanta en los edificios de lo que fue antaño la Bodega Giol.
Bodegas López, a pocas cuadras del museo, es una de las más tradicionales de Mendoza. Fue fundada en 1898 por un inmigrante español y comercializa marcas que se ganaron fama tanto en la Argentina como internacionalmente. Su visita permite conocer las distintas etapas de la fabricación del vino y termina en un museo donde se ven prensas, lagares y vehículos. La visita concluye con la degustación de vinos en la cava de la bodega, donde se atesoran botellas de precios inestimables. La Bodega La Rural presenta la colección más completa de elementos de vinificación antiguos y de religiosidad regional. Fue fundada por el inmigrante italiano Felipe Rutini en 1885. Además de visitar las instalaciones, se puede conocer el pequeño museo organizado para seguir mejor las distintas etapas necesarias para la producción de un vino de las distintas marcas comerciales de esta bodega.
En Trapiche, uno de los nombres más populares, se visita una de las instalaciones más grandes del país. Por su parte Viña el Cerno ofrece clases de degustación atendidas por los propios dueños de la bodega.
La bodega de la familia Zuccardi es una de las más jóvenes de la región de Maipú. En unos 40 años de existencia se transformó completamente, dejando de ser una bodega chica y local para convertirse en una de las más dinámicas de Mendoza, con una buena parte de su producción dedicada a la exportación y mucho dinamismo en la creación de nuevos vinos. Su visita permite recorrer las instalaciones y degustar distintos vinos, entre los blancos y tintos que produce la casa.
A orillas de Mendoza
En la vecina Luján de Cuyo, ya en el valle del río Mendoza, se pueden combinar visitas a bodegas y a museos. También se pueden conocer sus capillas, en Chacras de Coria y en La Carrodilla, un importante centro de peregrinación durante Semana Santa, construida en 1840 por una familia de inmigrantes españoles que trajeron la imagen de la Patrona de los Viñedos, y Nuestra Señora del Rosario, la más antigua capilla mendocina. Cerca de La Carrodilla se encuentra la bodega Viña Amalia, en antiguas instalaciones que fueron recientemente restauradas con cuidado por sus nuevos dueños. En la zona están también las bodegas Alfredo Catena y Bodegas Lagarde, en cuyas cercanías se encuentra el Museo Fader, que funciona en una casa que perteneció a los padres de la esposa del pintor. En esta mansión de fachada austera el impresionista argentino pintó varios murales y las distintas salas permiten darse una idea del itinerario cronológico y creativo de su obra.
En toda esta porción del valle del río hay otras numerosas bodegas: Finca Flichmann, que se instaló en lo que fue un asentamiento huarpe, Bodega Cruz de Piedra, con edificios de estilo mediterráneo, Bodegas Etchart y Bodegas Chandon, que pertenecen a grupos franceses y están abiertas al público. En Chandon se puede conocer el proceso de elaboración de vinos espumantes sobre el método champenois. Muy cerca, en Dolium, se puede conocer una bodega de vanguardia.
Casi una al lado de otra las bodegas Norton y Cabrini tienen destinos sin embargo muy distintos. Norton ofrece degustaciones de sus vinos, reconocidos internacionalmente, mientras Cabrini se especializa en la producción de vinos de misa. En Viniterra, además de vinos, hay una boutique que ofrece todo lo relacionado con la degustación y la conservación de los vinos y también cigarros.
Un poco alejado del recorrido de bodegas que se realiza al sur de la ciudad de Mendoza, entre Maipú y Luján de Cuyo, el Valle de Uco, sobre el río Tunuyán y en torno a la ciudad de mismo nombre, es también una zona de bodegas abiertas al turismo. Entre ellas, se puede visitar (con previo aviso) las Bodegas Lurton, manejadas por una familia francesa que elabora vinos de aromas y colores muy definidos gracias al empleo de técnicas novedosas y tecnología de punta. El Valle de Uco es una zona más fría y de mayor altitud (los viñedos crecen hasta 1400 metros), por lo que se producen allí vinos con una muy buena acidez.
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