SAN JUAN > EL MUSEO DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO
En la ciudad de San Juan se mantiene en pie la casa donde nació Sarmiento, convertida desde hace años en museo. Allí se exhibe una curiosa colección de muebles y objetos que acompañaron la vida del prócer. Un singular regreso a los tiempos del colegio, en especial cuando toman cuerpo real la ya mitológica higuera y el telar de Doña Paula Albarracín.
La experiencia no deja de ser curiosa, porque por más que con los años uno haya roto con la figura creadora de la fatal antinomia entre civilización y barbarie, de alguna manera este ingreso a la vida privada de Sarmiento es también un singular regreso a la infancia, en especial cuando toman cuerpo real el legendario telar de Doña Paula Albarracín y la no menos legendaria higuera que le daba sombra en sus labores a la madre del “maestro”. Increíblemente, un retoño bicentenario de aquella higuera sigue vivo y produciendo gajitos que son plantados en escuelas de todo el país como la semilla del infinito progreso soñado por el hombre convencido de que Europa y Estados Unidos eran los modelos que debía seguir la Argentina para ser un país civilizado.
La casa está estructurada –y en gran medida decorada–, tal como la describe Sarmiento en su libro Recuerdos de Provincia. A la casona se entra por un antiguo zaguán que conduce al patio central alrededor del cual se distribuyen los cuartos de acuerdo con la arquitectura colonial. El edificio comenzó a construirse en 1801 con los ahorros y el esfuerzo de Doña Paula Albarracín, quien tejía largos lienzos para una orden de sacerdotes dominicos para sostener a la familia.
En el centro del patio –sobre unos baldosones criollos–, hay una réplica del telar criollo ubicado a la sombra de la famosa higuera, que ya casi no tiene hojas. De todas formas el telar original está protegido bajo techo en una sala adyacente.
La casa natal de Sarmiento conserva todavía los muros originales de adobe y los techos de caña y paja sostenidos por tirantes de madera. Una sola de sus alas fue destruida por el terremoto de 1944 y fue reconstruida en su estilo original.
Salón natal La primera sala del recorrido es la habitación donde nació Sarmiento el 15 de febrero de 1811. En un principio la casa sólo tenía esta gran sala, dividida por paredes de adobe. Pero con el paso de los años –y a medida que la economía de Doña Paula lo permitía–, la casa fue ampliándose hasta llegar a su tamaño actual. En un sector de la sala hay una plataforma de madera que era una especie de tarima cubierta por una alfombra y varios almohadones donde las mujeres de la casa se sentaban a coser. En esta sala se exhiben una mesita-costurero, una petaca de cuero que le servía de valija a Sarmiento en sus viajes, una mesa de algarrobo y –tal como se describe en Recuerdos de Provincia–, cuelgan en la pared los cuadros de San Vicente Ferrer y Santo Domingo.
Muebles, óleos y cocina La siguiente sala exhibe el juego de dormitorio de jacarandá de estilo inglés antiguo que usó Sarmiento en Buenos Aires cuando era presidente de la Nación. En una pared hay varios óleos originales realizados por una de sus hermanas –Procesa Sarmiento–, retratando a sus sobrinas nietas. También están el brasero y el guardarropas de Sarmiento.
La cocina de la casa es una representación de cómo era en su época este ambiente original, con sus utensilios de bronce, cacharros de barro, morteros y una paila de cobre para hacer dulces caseros. En una esquina hay un filtro de cerámica para el agua y también está la recreación de un viejo fogón con ventilete en el techo por donde salía el humo. Una verdadera curiosidad del arte decorativo colonial es la gran puerta que comunica la cocina con el huerto posterior, construida en una sola pieza de algarrobo que no tiene bisagras sino un eje central imposible de desmontar sin destruirla.
La visita por el interior de la casona termina en una gran sala donde se exhibe un escritorio estilo “ministro” construido en cedro que usó Sarmiento cuando era gobernador de San Juan en 1862. En uno de los extremos hay una biblioteca enchapada en madera de pluma de nogal y vitrinas que conservan las ediciones originales de las obras completas deSarmiento. Además hay una edición de El Censor, un diario fundado por Sarmiento que medía 1,25 metro de alto y 80 centímetros de ancho.
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