NEUQUEN > EXCURSIONES POR EL PARQUE NACIONAL LANíN
El circuito central del Parque Nacional Lanín abarca los paisajes más espectaculares de la zona. Los lagos Huechulafquen, Paimún y Epulafquen, rodeados de bosques y montañas, reflejan el esplendor de una naturaleza privilegiada. Paseos, trekking y una excursión en catamarán bajo el imponente pico nevado del volcán Lanín.
› Por Julián Varsavsky
Junín de los Andes es considerado, por su ubicación geográfica, como la “puerta de entrada” al Parque Nacional Lanín. Pero además de la cercanía, la otra ventaja que ofrece este pueblo para cierto sector de viajeros –en comparación con San Martín de los Andes y Villa La Angostura–, es que los precios de los servicios turísticos son bastante más económicos. Y al mismo tiempo se mantiene un buen nivel general de calidad. Es por eso que mucha gente utiliza a Junín como base para recorrer Villa La Angostura, la Ruta de los Siete Lagos y explorar también la zona del lago Lacar en San Martín de los Andes.
La excursión más famosa que se realiza desde Junín de los Andes es al Parque Nacional Lanín para recorrer su zona central, bordeando los lagos Huechulafquen, Paimún y Epulafquen. El trayecto comienza 4 kilómetros después de Junín de los Andes, tomando la ruta provincial 61 que bordea el río Chimehuin. Se recomienda partir temprano para visitar los principales puntos de este circuito. El primero de ellos es el Centro de Ecología Aplicada del Neuquén (CEAN), ubicado a 13 kilómetros del pueblo. Allí un equipo de científicos y técnicos –financiados por la provincia y el Estado japonés– aplica proyectos para mejorar el aprovechamiento y cuidado de la fauna y los ambientes de la región. En el CEAN se crían truchas que se utilizan para mantener una población estable en los distintos ríos y lagos de la provincia, siempre pensando en la pesca deportiva. El río Chimehuin, por ejemplo, es uno de los mejores del mundo para la pesca con mosca. Además se pueden ver en cautiverio ejemplares de llamas, coipos (nutrias de río), zorros y guanacos.
El paseo continúa por la ruta 61 –de ripio y en buen estado–, y 22 kilómetros más adelante se llega a la deslumbrante boca del río Chimehuin, que nace en el extremo Este del lago Huechulafquen. Unos metros más adelante el Huechulafquen se ensancha como un mar, mientras al fondo se levanta la imponencia del volcán Lanín, con sus 3776 metros de altura.
Al avanzar por la ruta 61 se pasa por algunos parajes donde habitan los integrantes de la comunidad mapuche del parque, quienes están a cargo de los campings Bahía Cañicul y Los Angeles, ambos con restaurante y parrillas para hacer asados. A 56 kilómetros de Junín se encuentra Puerto Canoas, desde donde parte una excursión en catamarán por el lago Huechulafquen, uno de los más hermosos paseos náuticos que se realiza en la Patagonia. Además de admirar la belleza del paisaje, durante la travesía una guía brinda una completa explicación sobre la geografía y la biología de la zona. Así nos enteramos que estos grandes lagos que reflejan en su superficie los picos invertidos de las montañas, surgieron de grandes depresiones, que en el pasado estaban ocupadas por enormes glaciares. El Huechulafquen –por ejemplo–, mide 46 kilómetros de largo y 500 metros de profundidad, siendo el más grande de los 24 lagos que hay en todo el parque.
Mientras el catamarán se desliza con suavidad rompiendo por la mitad el espejo de aguas inmóviles y transparentes del lago, las gaviotas se acercan en picada para atrapar los pedazos de pan que les arroja la tripulación. A un costado aparece la Isla de los Chivos –que mide un kilómetro cuadrado– y en los alrededores se levanta una serie de montañas con un promedio de 2000 metros de altura, muchas de las cuales son los volcanes, cuyas antiguas erupciones dieron forma al paisaje.
En el trayecto, el catamarán abandona rápidamente el lago Huechulafquen para internarse en el Epulafquen. En cierto lugar la profundidad es tan baja que se puede ver el fondo y las truchas que pasan a toda velocidad. A los costados del lago se levanta el bioma conocido como “bosque andino-patagónico”, caracterizado por ser húmedo y muy tupido, que se extiende desde Neuquén hasta Tierra del Fuego.
Muy cerca del agua están los coihues, unos árboles de 40 metros muy fáciles de distinguir porque sus hojas son perennes, es decir que las vancambiando de a poco y, a diferencia de otros árboles, nunca se tornan de color rojo o amarillo. Por debajo de estos árboles –en el sotobosque–, predomina la caña colihue, que florece apenas cada 30 o 40 años para dejar caer unas semillas que son el alimento del ratón colilargo. El otro árbol predominante es la lenga, que crece incluso sobre la ladera montañosa hasta los 1800 metros de alto, aunque se vuelve achaparrada a medida que aumenta la altitud.
En cierto momento la vegetación del paisaje casi desaparece sobre la costa y lo único que se ve es un suelo de piedra con formas extrañas donde crecen en solitario algunos cipreses de la cordillera. Es el llamado El Escorial, los restos de un impresionante río de lava solidificado que se originó por una explosión del volcán Achen Ñiyeu hace 400 años. Al regresar al Puerto Canoa, el paseo puede continuar a pie por el sendero El Bosque que, tal como su nombre lo indica, permite internarse en un sector muy representativo del bosque andino-patagónico.
Siguiendo por la ruta 61 –dos kilómetros más adelante de Puerto Canoas–, se llega a otro de los parajes deslumbrantes de esta excursión, llamado La Unión. Aquí se unen los lagos Paimún y Huechulafquen. Se recomienda dedicarle un buen tiempo a este sector, justamente porque no hay mucho para hacer, salvo recostarse en las piedras de la playa junto al lago y contemplar la imponencia del paisaje.
A orillas del lago Paimún se levanta una hermosa capilla que surgió por iniciativa de un capellán de Gendarmería con buenos contactos entre los estancieros de la zona. La capilla María Auxiliadora de Paimún fue construida y reconstruida varias veces en el año 2000 hasta satisfacer el gusto del capellán, a un costo altísimo. Pero a decir verdad el resultado desde el punto de vista arquitectónico no podría haber sido mejor, sobre todo en semejante contexto con el volcán Lanín como fondo del “cuadro”. Visitar el interior de la iglesia resulta bastante curioso. Sobre la puerta de entrada una leyenda advierte “Vade retro Satanás”, y en la torre cuelga una campana de bronce y estaño que pesa 400 kilos. En el interior hay unos coloridos vitrales inspirados en El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien.
El lago Paimún es ideal para tomar un baño y nadar en las aguas calmas. Y también se puede preparar un asado en las parrillas de alguno de los campings que están sobre las márgenes de los lagos Huechulafquen y Paimún. Existen diversos tipos de camping: desde aquellos totalmente agrestes hasta otros con baños y duchas de agua caliente, parrillas y proveeduría con salón comedor, que cuestan entre $ 5 y $ 7 por persona. A uno de estos campings –La Unión, a 100 metros de la capilla–, se llega de una manera muy singular: hay que tocar una campana que está en la orilla del lago y desde la costa de enfrente el encargado del camping –de origen mapuche– nos vendrá a buscar en una balsa por cable móvil.
El último tramo de esta excursión es de un kilómetro más por la ruta 61 para descubrir desde lo alto de un cerro una bahía que se abre al fondo del paisaje con una playa de arena gris volcánica, formando una media luna perfecta. Es la bahía de Piedra Mala –en el lago Paimún–, donde hay un camping con restaurante y todas las comodidades, abierto todo el año. Desde allí se realizan cabalgatas, salidas de pesca embarcada y caminatas.
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