turismo

Domingo, 3 de julio de 2005

COSTA ATLANTICA. VACACIONES DE JULIO

Invierno al borde del mar

De punta a punta de la Costa Atlántica, estas vacaciones de invierno vienen cada vez con más propuestas. Desde grandes ciudades hasta los pequeños pueblos costeros, todos están listos para brindar diversión y descanso.

 Por Graciela Cutuli


Destino de verano y destino de invierno, la costa atlántica siempre depara algunas sorpresas y novedades, aun para quien cree conocerla toda. En invierno, el viento y el aire salado le dan un toque de viaje en alta mar a cualquier paseo por la playa. Los placeres del bronceado y los baños en las olas son por ahora un recuerdo, pero en esta estación todo parece más grande, como ensanchado por el viento. Será porque hay menos bullicio, será porque en el recuerdo los lugares se achican, será porque el verano pone en todo un toque de liviandad. Sin embargo, en las vacaciones de invierno la costa sigue siendo un destino tan interesante en propuestas como en verano. La playa se cambia por los paseos, el sol por las atracciones, las tardes al sol por platos exquisitos. Desde Pehuen-Co, la playa más austral de la provincia de Buenos Aires, hasta San Clemente, la más septentrional, varios centenares de kilómetros de costa y decenas de lugares y propuestas diferentes esperan a quienes son atraídos por el mar también en invierno.

Perlas del sur Visitadas los fines de semana por turistas de Bahía Blanca y de las grandes ciudades del sur de la provincia, las playas de Coronel Rosales y General Alvarado merecen, sin embargo, el largo viaje que imponen a quienes viven en otras partes de la provincia o del país.

Pehuen-Co, la playa y el mayor atractivo del partido de Coronel Rosales, es una verdadera perla, poco conocida y poco difundida, al borde del mar. Un bosque variado, con calles de arena, oculta las casas como en un bosque encantado, alejado del turismo masivo. Nada de centro comercial: apenas unos hoteles y atractivos sorprendentes. En Pehuen-Co se pueden realizar safaris fotográficos, pescar tiburones y pasear en los bosques. La naturaleza misma depara las mayores sorpresas: éste es uno de los pocos lugares de la costa argentina donde se ven puestas y salidas de sol en el mar, y en la playa se encuentran yacimientos únicos en el mundo de huellas fósiles de animales prehistóricos. Estos yacimientos están protegidos por un grupo de voluntarios de la Universidad Nacional del Sur. Se recomienda ciertas precauciones al visitarlos, porque son extremadamente frágiles, y participar en las visitas guiadas por los estudiantes del grupo conservacionista. En el bosque hay un pequeño museo donde conseguir más datos sobre este increíble yacimiento. Y a pocas cuadras se levanta otra curiosidad: una casa construida como un barco, encallado en la arena entre los árboles. Se trata de una propiedad privada que no se visita, pero la foto frente a la casa-barco es un recuerdo ya tradicional del lugar.

Un poco más al noreste, no tan lejos por la playa, pero con un largo desvío por rutas asfaltadas, Monte Hermoso es el balneario más popular del sur de la provincia de Buenos Aires en verano. En invierno se puede disfrutar también de las puestas y salidas del sol en el mar, de paseos en vehículos todo terreno y salidas a las dunas. Se puede visitar el faro y el museo marino, y caminar por la playa hacia el sur en busca de las placas de arcilla que –a pesar de estar muy deterioradas por los turistas– conservan huellas de los primeros pobladores de la región, de unos 7000 años de antigüedad. Otra actividad invernal es el avistaje de aves, en la zona de Sauce Grande.

Al norte de Monte Hermoso, la costa cuenta con algunos balnearios muy pequeños, que cobran vida en verano, pero en invierno, no dejan de ser pequeños pueblos de pescadores: son Oriente, Reta, Claromecó y Orense. En Claromecó se visita un faro y se ve cómo los barcos son arrastrados a la playa por caballos, por falta de muelle. En toda la zona y en Tres Arroyos, la cabecera regional, se organizan tours para conocer las colonias danesas allí establecidas: las visitas incluyen alojamiento en establecimientos típicos, cabalgatas, comidas caseras y caza menor.

Las ciudades maritimas Necochea, Miramar y Mar del Plata son tres grandes centros que tienen vida propia también en invierno. En Necochea, la playa se completa con ríos y lagunas, donde se puede practicar varias actividades, como bajadas en kayak y pesca. Pero también hay golf, cabalgatas, trekking, canotaje, kayakismo, motocross y 4x4 en el programa invernal. Y en la ciudad misma, hay que conocer el Parque Lillo y el Museo Histórico, Bromatológico y de Ciencias Naturales. Entre los paseos más interesantes, se va en todo terreno hasta Las Grutas, el Médano de la Mesa, la Cueva del Tigre y el Médano Blanco.

Al sur de Necochea, el balneario de San Cayetano se esconde entre médanos y bosques, con casas bajas y buenas propuestas para la pesca deportiva. Al norte de la ciudad, Lobería es otra opción de paseo desde Necochea. Situado en uno de los desprendimientos del sistema rocoso de Tandilia, su principal atractivo son los saltos del Río Quequén Grande.

Miramar, conocida como la playa de las familias, potencia este carácter en las vacaciones de invierno, por la tranquilidad que ofrece para desarrollar actividades con chicos. Además de los parques de la ciudad, se visitan varias granjas de las afueras donde se preparan y venden productos artesanales (desde dulces hasta chacinados), además del Vivero Dunícola Florentino Ameghino –único en su género–, la Gruta de la Virgen de Lourdes, y el Museo Histórico y Paleontológico. Se practican actividades como pesca, paseos en bicicleta, excursiones en 4x4 por los médanos y se organizan variadas actividades para los chicos.

Mar del Plata, por su parte, es la gran capital de la costa, el destino más importante del país, con 47 kilómetros de playas... y otros tantos de servicios. Acantilados, barrancas y dunas son los principales atractivos naturales, complementados por una intensa vida social: cines, restaurantes, salas de conciertos, teatros, discotecas y bares. El litoral marítimo permite disfrutar de extensas y variadas playas: las del sur, las del Faro, Complejo Punta Mogotes, Playa Grande, playas céntricas, La Perla y Camet, y el Puerto, donde son tradicionales los almuerzos y cenas frente a un buen plato de mariscos. Pero además, para desprenderse de la rutina urbana y tomar contacto con la naturaleza, se encuentran los distintos establecimientos rurales de la zona, que ofrecen alojamiento y la posibilidad de participar en algunas de las tareas propias de una estancia. Durante la estadía en Mar del Plata se pueden visitar las reservas faunísticas de lobos marinos, la Reserva Natural del Puerto, la Reserva Natural de la Laguna de los Padres y Parque Camet. En el casco urbano, vale la pena el circuito de las antiguas casonas de los tiempos en que Mar del Plata era la Biarritz sudamericana, así como el Museo de Ciencias Naturales Lorenzo Scaglia, el Museo del Mar y el Museo Castagnino. El abanico de posibilidades, sin embargo, es mucho más amplio: también es posible practicar pesca embarcado en el mar y lacustre; tomar excursiones marítimas, realizar paseos aéreos y bucear en las restingas del faro. Para un toque más de aventura, hay paseos aéreos, parapente y aladeltismo en las sierras, paracaidismo, cicloturismo, trekking, cabalgatas en la costa y sierras, y golf frente al mar.

A un paso de Mar del Plata, Mar Chiquita ofrece también una extensa ribera atlántica, apta para actividades náuticas como el windsurf, jet ski y la navegación a vela, aunque también son opciones la pesca y el turismo rural. Para entrar en calor, hay visitas a las cervecerías artesanales, que se completan con la caminata por el paseo de los artesanos. Si se busca más naturaleza, la opción es recorrer la Albufera de Mar Chiquita –única de su tipo en el país– y la Reserva del Parque Atlántico Mar Chiquita.

Bosques y olas El otro gran polo de las vacaciones de invierno frente al mar está en los bosques pinamarenses, todo un clásico también en esta temporada. Pinamar posee playas muy amplias de arena, con grandes dunas hacia el norte, donde suelen formarse pequeñas lagunas ocasionales. Sus localidades aledañas son Cariló, Valeria del Mar, Mar de Ostende y Montecarlo. La zona ofrece excursiones ecológicas y travesías por los bosques de Cariló, un verdadero lugar encantado con casitas de madera yuna naturaleza desbordante, además de turismo de estancias y visitas al vivero de la zona. Se puede practicar polo –también para niños y damas– y entre los muchos atractivos se destaca un calendario cultural importante. Estas localidades, además, concentran toda clase de hoteles de categoría, que incluyen spa, centros de masajes, piscinas climatizadas y todo lo que hace falta para darle calidez al invierno.

Muy cerca está Villa Gesell, tradicional centro de vacaciones, pero también una ciudad que cada vez más gente elige para vivir durante todo el año, por la tranquilidad de la vida cotidiana y la riqueza de la naturaleza. Gesell brinda sus pinares y alamedas, en un frente costero de 21 kilómetros, y se caracteriza por ser uno de los últimos lugares del mundo en donde aún se conservan las dunas en un estado natural. A la tarde, después de haber practicado actividades como pesca, deportes náuticos, cabalgatas y travesías en 4x4 y triciclos, lo más tentador es el aroma que surge de sus casas de té, muchas especializadas en repostería europea. Villa Gesell es el punto de partida ideal para visitar Mar de las Pampas, la última localidad de moda de la costa, a fuerza de bosque y mar, y la vecina Mar Azul. También salen excursiones en vehículos todo terreno hacia el Faro Querandí y Dunas Zona Norte, para un día de aventura en la arena.

La costa a todo partido El tramo norte de la costa bonaerense, el Partido de la Costa, es un rosario de 14 balnearios de distintas dimensiones y carácter, todos con particularidades bien diferenciadas, tanto por las amplias playas como por la infraestructura. Todas las localidades ofrecen una variada gama de actividades: deportes náuticos, pesca, travesías 4x4, cabalgatas, agroturismo, turismo aventura y safaris en los médanos. Uno de los atractivos centrales es el Oceanario Mundo Marino, con espectáculos en el que participan orcas y delfines, y una visita guiada “detrás de escena” que permite conocer el funcionamiento del parque y alimentar a los animales. Además, Mundo Marino inauguró recientemente un parque termal con un anfiteatro, ascenso al faro San Antonio y piscinas de aguas termales, todo al borde del mar.

La cercana Punta Rasa es un lugar ideal para el avistaje de aves migratorias, mientras en Las Toninas el atractivo es un barco hundido, en Santa Teresita el golf y la Carabela Santa María, y en Mar del Tuyú el Museo de Numismática René Mermier. San Bernardo posee teatros e importantes centros comerciales, y la vecina Mar de Ajó atesora en sus playas historias y leyendas de naufragios de fines del siglo pasado. En estas localidades, predomina una franja de médanos de altura superior a los 40 metros. Además, muchas estancias cercanas ofrecen días y paquetes de turismo rural.

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Entre paseos, casino y espectáculos, los turistas siempre recalan en el puerto de Mar del Plata para saborear un buen plato de mariscos.
 
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