La Hoya es un centro de esquí ubicado en una especie de semicircunferencia formada por un cerro. Al ver el mapa que se le entrega al esquiador se descubre un verdadero “ramillete” de pistas que se entrecruzan por las laderas confluyendo en la base, justo en el centro de una gran “hoya” de origen natural. De alguna manera, es como esquiar en un descomunal anfiteatro blanco con vista a los cerros Tres Torres y Nahuelpan.

Su origen se remonta a la década del ‘30, cuando los pioneros argentinos del deporte blanco disfrutaban de sus primeras “deslizadas”. Hoy en día, La Hoya es sinónimo de grandes superficies esquiables, especialmente en el “fuera de pista”. Y además se caracteriza por su ambiente familiar, ideal para grupos que recién se inician en este deporte. Pero al mismo tiempo, el centro de esquí cuenta con una gran variedad de pistas que satisfacen las exigencias de los distintos niveles deportivos. En total son 150 hectáreas para disfrutar la nieve con 24 pistas balizadas que se interconectan unas con otras y se mantienen en buen estado por medio de equipos pisanieve. Para seguridad del esquiador, un equipo de auxilio vigila constantemente las pistas.

La orientación hacia el sur de la montaña le vale a La Hoya una excelente calidad de nieve seca en polvo, lo cual atrae a equipos internacionales que la eligen para entrenar. A lo cual se suma el hecho de que la temporada se extiende por lo general hasta comienzos de octubre.

En la montaña hay sectores para la práctica de esquí alpino, desde los niveles de principiante hasta los de competición. También hay un área para esquí de travesía y snowboard y un circuito para motos de nieve. La longitud máxima de descenso ininterrumpido alcanza los 4500 metros, con un desnivel de 750 metros. Para los días de poca nieve se cuenta con un equipo de cañones lanzanieve artificial que garantiza el buen estado de las pistas.

Los medios de elevación consisten en 3 aerosillas y 5 medios de arrastre (pomas y T-Bar), que cubren prácticamente toda la concavidad de La Hoya. Pero la gran novedad este año es una aerosilla cuádruple que avanza a lo largo de doce torres, permitiendo el paso de 2200 personas por hora, cuya construcción e instalación demandó una inversión de 2,5 millones de euros. Con la nueva aerosilla, los esquiadores sólo tienen que esperar seis minutos para iniciar la subida a las cumbres nevadas.