Domingo, 27 de noviembre de 2005 | Hoy
INGLATERRA > EN EL LAKE DISTRICT
El Lake District, en el noroeste de Inglaterra, recuerda la vida de la ilustradora Beatrix Potter –cuya vida próximamente llegará al cine encarnada por René Zellweger–, pero sobre todo a su más famoso personaje de literatura infantil: el Conejo Pedro.
Por Graciela Cutuli
En la numerosísima familia Conejo, prolífica por naturaleza, hay un poco de todo: estrellas de Hollywood como Bugs Bunny, frívolos amantes de pin-ups como Roger Rabbit y hasta su pariente lejana, la liebre que corre carreras con la tortuga. Y está también aquel pequeño y travieso conejito de colores pastel llamado Pedro.
“Había una vez cuatro conejitos y sus nombres eran Flopsy, Mopsy, Cottonta’il y Pedro. Vivían con su madre en un banco de arena, debajo de la raíz de un árbol muy grande.” Con estas palabras, entre las más populares de la literatura infantil, comienza la historia de las travesuras del Conejo Pedro, nacida en la región inglesa del Lake District gracias a la pluma y los pinceles de Beatrix Potter (¡salvo la ciudadanía, no se le reconoce ningún parentesco con Harry!). El Conejo Pedro nació en 1902 y todos estos últimos años fueron de celebración en celebración, con el centenario de los más famosos personajes de Beatrix Potter: en 2002 el Conejo Pedro, en 2003 Squirrel Nutkin, en 2004 Benjamin Bunny, en 2005 Mrs. Tiggy Winkle, muy populares en inglés, pero ninguno tan internacionalmente famoso como el querible “Peter Rabbit” que Potter pintaba en sus acuarelas como si fuera un conejito de peluche.
Beatrix Potter mantuvo toda su vida el perfil de una dama victoriana, educada en el arte y en la música, con gobernanta a domicilio, mientras su hermano varón sí podía ir al colegio. Sólo su diario reflejó a escondidas la lucha por independizarse, que llegaría de la mano de su doble virtuosismo para la pluma, como escritora y como ilustradora. La historia de su vida terminó por llamar la atención de la pantalla grande: el año que viene llegará la primera versión cinematográfica de su biografía, encarnada por Renée Zellweger (la muy famosa Bridget Jones) y dirigida por Chis Noonan, a quien sus films sobre el chanchito Babe parecen relacionar para siempre con los chicos y los animales.
El Lake District, donde Potter pasó una parte importante de sus años creativos, es una porción de tierra del Cumberland, o mejor dicho una porción de aguas, ya que sobre apenas 100 kilómetros cuadrados hay más de una quincena de lagos. Los más grandes reciben el nombre de mares, como el Windermere y el Grasmere. Los demás son waters, “aguas” que reflejan en sus espejos las colinas y los pequeños montes de menos de 1000 metros de altura que forman uno de los parques nacionales más hermosos de las Islas Británicas. Es una Inglaterra clásica tal como uno se la imagina: de colinas suaves y boscosas, de lagos con patos y cisnes, de pueblitos con casas enmarcadas por pañuelos de césped impecables. Parece la Inglaterra que aparece en los libros infantiles, justamente como en los libros del Conejo Pedro.
Aunque había nacido en Londres en 1866, Beatrix Potter amó tanto esta región que en 1913 se instaló en uno de sus pequeños pueblos, donde vivió hasta su muerte, en 1943. Naturalmente, el escenario de las andanzas del Conejo Pedro es entonces el Distrito de los Lagos. El primer volumen de sus aventuras fue publicado a cuenta de autor, algo que puede parecer irónico para una serie de libros que está entre los más leídos y populares entre los niños de todo el mundo durante el siglo XX. Con el pasar de los años se agregaron nuevos personajes a las historias de Beatrix Potter, que llegó a publicar veintitrés volúmenes de sus aventuras: pero Peter Rabbit es el más querido de todos.
En Bowness on Windermere es posible reencontrarse con todos estos personajes. La casa de Beatrix Potter fue convertida en un museo, con una exposición permanente sobre su obra llamada The World of Beatrix Potter Attraction. Lo más destacable es la puesta en escena de algunas de las aventuras de Pedro, deliciosa para los chicos pero también para los grandes más nostalgiosos. Además se reconstituyeron los interiores de las casitas de algunos de los animales que protagonizan sus aventuras y no falta el negocio para comprar y llevarse de recuerdo no sólo lindas ediciones de los libros, sino también vajilla, prendas, souvenirs y por supuesto conejos de peluche.
Bowness on Windermere, sin embargo, no es el único pueblo de la región que recuerda el paso de Beatrix Potter. A pocos kilómetros de allí, pero en la ribera opuesta del lago Windermere, en Hawkshead, en lo que era el estudio del escribano Heelis –el esposo de la autora– hay una muestra de acuarelas y dibujos de la fauna local. Con ellos, se puede apreciar que el Lake District no cambió mucho durante todo el siglo pasado: los paisajes son los mismos, las casitas con fachada de piedras y techos puntiagudos son idénticas.
También a poca distancia, en otro pueblito que es apenas un caserío, Sawrey, está Hill Top, la primera casa que Beatrix Potter adquirió en el Distrito de los Lagos. Se trata de una modesta granja, que fue conservada tal como quedó a la muerte de su propietaria. En Keswick, una de las poblaciones más importantes del distrito, hay además un espectáculo multimedia, que recuerda la vida literaria de Beatrix Potter, pero también su acción en favor de la protección de la naturaleza. Su visita es una de las cuatro etapas de este circuito de la memoria, y de la vuelta a la infancia, por lo que se podría llamar el “Distrito del Conejo Pedro”
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