turismo

Domingo, 9 de abril de 2006

BRASIL ECOTURISMO TROPICAL

El Pantanal de Mato Grosso

En el centro oeste de Brasil, lejos de las playas del Atlántico, se encuentra la mayor planicie inundable del mundo: el Pantanal. Ubicado en su extremo sur, el pueblo de Bonito es una excelente opción para internarse en este multifacético ecosistema tropical. Innumerables cascadas, cavernas, ríos de agua cristalina y una extraordinaria diversidad de especies animales y vegetales.

 Por Ignacio Rodriguez

Lagunas verdinegras, ríos barrosos, campos secos y un denso bosque tropical donde la vida se transforma constantemente siguiendo el ciclo de las inundaciones. Así es la naturaleza palpitante del Pantanal, un vastísimo mosaico de paisajes por donde fluyen ríos serpenteantes que atraviesan con lentitud su relieve uniforme, a veces interrumpido por sierras escarpadas que alcanzan los 1000 metros de altura. Esta planicie inundable con gran diversidad biológica se despliega a lo largo y ancho de un área de 230 kilómetros cuadrados que abarca los estados brasileños de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, el oriente boliviano y el nordeste de Paraguay.

NATURALEZA Y FAUNA De enero a junio, cuando las lluvias alcanzan su pico máximo, las aguas invaden las tierras bajas y forman extensas lagunas que se comunican entre sí. Una amplia capa de vegetación flotante suele cubrir los estanques donde se concentran cardúmenes de pirañas, dorados y otros peces que atraen a los yacarés. En las tierras altas sobresale el bosque cerrado que corre en forma de galería y bordea el margen de los ríos, sirviendo de refugio al predador más grande de Sudamérica: el yaguareté. Durante la temporada seca, que va de agosto a diciembre, el agua se retira hasta alcanzar el cauce del río Paraguay y deja al descubierto una sabana de pastos amarillentos salpicada por innumerables espejos de agua. Allí es posible observar pequeños grupos de ciervos colorados que atraviesan sigilosamente el campo y, ante la menor señal de peligro, se entregan a una ágil y delicada danza para ponerse a salvo en la espesura del pastizal.

Desde el borde de los caminos es común observar al capivara (llamado carpincho en la Argentina), que suele moverse en grupo entre las malezas de las lagunas sin miedo a ser fotografiado. Menos sociable, pero no por eso más difícil de encontrar, es el oso hormiguero. Generalmente anda solo y es fácil avistarlo durante una caminata matutina por el bosque. Cuando llega el amanecer, los gritos de los monos aulladores, verdaderos equilibristas en lo alto de la mata, anuncian el nuevo día. Cada mañana, los machos reúnen a su clan, formado por tres o cuatro hembras y sus crías, con roncos aullidos guturales que pueden escucharse a varios metros de distancia. Las copas de los árboles también son disputadas por araras (nombre del guacamayo azul) y tucanes, privilegiados centinelas que vigilan el horizonte.

ECOTURISMO BONITO El lado brasileño del Pantanal es el más poblado y el que ofrece mayores facilidades de acceso. Campo Grande, la capital de Mato Grosso do Sul, es el punto obligado de arribo para los viajeros que buscan internarse en estas tierras exóticas. Siguiendo la rodoviaria que comunica con Bolivia, y tomando un desvío hacia el sudoeste, se llega a Bonito. Esta ciudad, ubicada a 280 kilómetros de la capital del estado, se convirtió desde los años ‘90 en uno de los principales destinos de ecoturismo de Brasil. Por un acuerdo entre los estancieros de la zona y las agencias de turismo se abrieron al público distintas áreas naturales que, hasta entonces, estaban reservadas sólo para uso privado.

Bonito es un lugar donde la naturaleza no sólo puede ser contemplada sino también vivida intensamente en sus alrededores. La ciudad está situada en una zona mayormente ganadera que, sin embargo, conserva remansos de selva virgen. Numerosos arroyos de agua cristalina atraviesan la región formando fascinantes jardines subacuáticos de gran luminosidad y transparencia debido al sedimento calcáreo del fondo. Uno de ellos es el Río da Prata, donde se practica snorkelling entre coloridos cardúmenes de peces que nadan al alcance de las manos.

CAVERNAS Y CASCADAS La naturaleza calcárea del suelo también hizo posible la formación de cavernas, con curiosas “decoraciones” espeleológicas. Más de 500 grutas existen en la región, pero ninguna es tan cautivante como la Gruta del Lago Azul. Descubierta en 1924 por los indios terenas, fue declarada Patrimonio Histórico de Mato Grosso do Sul en 1978. En su interior se esconde una inmensa laguna de color azul intenso que ofrece un escenario majestuoso. El recinto de la caverna se muestra como una gran cavidad dentada por la que descienden y emergen infinidad de estalactitas y estalagmitas. El juego de luces y sombras del entorno rocoso, sumado al reflejo del lago resplandeciente, dan la sensación de estar visitando un mundo fantástico.

Entre las más impactantes está el Abismo de Anhumas, una fosa vertical de 72 metros de profundidad y un ancho similar al de una cancha de fútbol. Al final del precipicio hay una laguna cristalina a la que se llega descendiendo a rapel y donde también se practica buceo entre gigantescos conos rocosos que brotan del fondo.

Los circuitos de trekking son la mejor alternativa para conocer las cachoeiras (cascadas) que aparecen en cada desnivel del terreno. Existe una serie de saltos, denominado Cachoeiras de Aquidaban, que caen con fuerza desde 120 metros de altura y forman enormes piletas escalonadas de agua turquesa. A través de un sendero se recorre la cascada en toda su extensión, con la posibilidad de detenerse en cada salto para nadar y refrescarse. La caminata termina en el casco de una fazenda (estancia) donde se para a almorzar y disfrutar de los mejores platos regionales.

Para internarse en el corazón del Pantanal es necesario dejar atrás Bonito y tomar la rodoviaria rumbo a la ciudad fronteriza de Corumbá. Es posible contratar traslados, alojamiento y servicios de guía en cualquier agencia de viaje. Fauna salvaje, safaris fotográficos, pesca, cabalgatas y caminatas nocturnas por la selva son algunas de las atracciones que invitan a aceptar el desafío y prometen hacer del Mato Grosso una experiencia inolvidable.

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  • Un ciervo colorado se escabulle entre los pastos amarillentos de la sabana.

  • Gruta del Lago Azul. Infinidad de estalactitas sobre una inmensa laguna que resplandece en el interior de la caverna.

  • Cachoeiras de Aquidaban, cascadas que al caer forman enormes piletas escalonadas.

  • Ríos y arroyos serpentean por el extenso territorio tropical del Pantanal.

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