NEUQUEN > CAVIAHUE-COPAHUE
En el reino de las auraucarias, excursiones y paseos para disfrutar de la nieve. Trekking sobre una laguna congelada, caminata sobre los techos cubiertos de nieve del pueblo de Copahue y un baño termal al aire libre. Pero también, esquí de fondo por el paisaje blanco hasta una casa de té y restaurante para saborear las delicias regionales.
› Por Julián Varsavsky
Al ascender por los caminos de cornisa de la Ruta 26 rumbo al poblado de Caviahue, en el noroeste de Neuquén, el paisaje se va cubriendo de blanco de manera progresiva. Primero son unos manchones de nieve solitarios y más adelante sectores enteros nevados. Hasta que finalmente ya no hay más árboles y las extensiones blancas de lisura perfecta se extienden como una alfombra hasta el pie de la cordillera. Avanzando por ese paisaje que parece un desierto de montañas blancas se llega a cierto punto en que el camino queda casi encerrado entre dos laderas totalmente cubiertas de nieve desde el pie hasta la cima.
Vamos en busca del extraño “reino de las araucarias”, donde abundan esos árboles milenarios de largo tronco que se ramifican recién en la parte superior como una especie de parasol y que, vistos a la distancia, semejan a esos bosques de hongos gigantes que encontró Otto Lidembrock en su Viaje al centro de la Tierra. Allí nos esperan insólitas aventuras: desde caminar sobre los techos de las casas de Copahue tapadas por la nieve y cruzar a pie una laguna congelada, hasta darnos un baño caliente en las termas con los copos de nieve acariciándonos la cara.
Caviahue es un pueblito cordillerano de 400 habitantes que viven del turismo, donde después de una tormenta de nieve las casas amanecen semitapadas por un manto blanco. Por eso el trabajo de las topadoras es arduo y la habilidad de despejar caminos y desenterrar casas es poco menos que una ciencia propia de estos lugares. Pero en ello radica parte del encanto del lugar.
La mayor parte de los turistas invernales que se acercan a Caviahue lo hacen atraídos por su centro de esquí. Pero no hace falta ser un esquiador para disfrutar, ya que hay toda una serie de alternativas ligadas a la nieve que no requieren de ninguna habilidad deportiva.
Una de las excursiones más originales –además del ascenso al volcán Copahue– se realiza en camión oruga desde Caviahue hasta el poblado de Copahue, sepultado por la nieve. No hay caminos ni una ruta exacta preestablecida, ya que todo está cubierto de nieve. Al pasar por encima de la laguna congelada de Las Mellizas, aparecen a unos metros las fumarolas de un pozo geotérmico cavado para darle energía al pueblo de Copahue (foto de tapa). Llegar hasta un pueblo y caminar sobre los techos de las casas bajo la nieve es una experiencia por demás extraña.
Y más singular aun es quitarse la ropa y meterse en la piscina de barro natural del Centro Termal Copahue –la famosa Laguna del Chancho– mientras los copos de nieve caen sin cesar. Los bañistas suelen embarrarse la cara para dejar que el lodo se seque sobre la piel. Al quitar esa máscara con el agua, todos descubren asombrados el veloz efecto suavizante de ese barro gris.
Esta excursión de todo el día varía según las condiciones climáticas. A eso del mediodía se realiza un camping para almorzar en unas mesitas sobre la nieve. Y si el tiempo lo permite se llega hasta el pie de una montaña cercana donde están las termas conocidas como Las Máquinas, una pileta natural de color gris con una construcción abandonada al costado. El suelo es húmedo y burbujeante, y expulsa ruidosos vapores como si la tierra hirviese bajo los pies (el nombre de las termas remite a las máquinas a vapor).
Una excursión en esquí de fondo o nórdico no requiere experiencia previa –salvo aprender a moverse con las botas y los esquíes puestos–, ya que se trata sólo de breves deslices sobre la nieve, similares a caminar arrastrando los pies. Después de las primeras pruebas, los excursionistas avanzan en fila india. Todo comienza “tranqui” y sin apuro, pero al llegar a las primeras ondulaciones del terreno los corazones comienzan a agitarse por el esfuerzo.
La caravana avanza “rayando” un terreno virgen como si se rasgara un suave terciopelo blanco. De alguna manera es como violar la pureza de unpanorama que se mantenía intocado. Al mirar hacia atrás, esa extensa raya blanca parece dividir el paisaje en dos mitades.
A las dos horas de haber partido se arriba al Rincón Hueney, una casa de té y restaurante ubicada en medio de un bosque de araucarias que en invierno queda totalmente aislada del mundo (sólo se puede llegar en camión oruga). Sus especialidades son las tablas de ahumados (ciervo, jabalí, salmón y queso), platos de trucha, cazuelas de conejo, cabritos asados y fondues de chocolate para los postres. Por la tarde se realiza otro paseo con los esquíes por una zona de ñires y araucarias donde el fenómeno más extraño son unas cascadas congeladas que parecen petrificadas en una pared de roca. Junto a unas lomadas y bajo la sombra de una araucaria, se hace un alto para descansar y disfrutar de una merienda con mate y galletitas que ayuda a entrar en calor. El lugar elegido no es casual ya que el guía ha reservado una sorpresa: la araucaria a cuyos pies están todos sentados tiene 800 años. Ante este dato, no hay turista que no mire con especial reverencia la rugosidad antigua de la corteza del árbol.
Caminar sobre una laguna congelada es una de las excursiones de aventura más populares en Caviahue. El trekking comienza al borde del pueblo, con una ascensión a la ladera montañosa totalmente cubierta de nieve. Los guías son muy cuidadosos de que nadie se salga del sendero establecido para evitar accidentes en la relativamente escarpada ladera. Las ascensión dura unos 20 minutos entre las araucarias que crecen sobre las rocas de basalto hasta que se llega a la cima de la montaña, a unos 60 metros de altura desde la base. En realidad se trata de una especie de meseta, ya que es una extensa planicie llena de araucarias al final de la cual se levantan otras montañas más elevadas. Durante el trekking cada paso puede deparar la sorpresa de quedar enterrados en la nieve hasta la cintura, requiriendo de la ayuda de un compañero para salir del pozo. De repente, tras una lomada, aparece una extensión cubierta de nieve que mide 300 metros de largo por 100 de ancho y se mantiene lisa y sin saliente alguna, rodeada de araucarias. Al dar los primeros pasos, el guía informa que se está caminando sobre una laguna congelada (el hielo está debajo de la nieve), lo cual no deja de provocar cierto temor.
Una alternativa similar al trekking sobre la nieve es una caminata con raquetas al Bosque de las Siete Cascadas, también poblado de incontables araucarias. La excursión dura tres horas y atraviesa el sector de un valle donde el curso del arroyo Agrio salta sobre sí mismo siguiendo los caprichos del terreno.
Quienes no deseen hacer mayores esfuerzos físicos tienen una alternativa relajada para vivenciar la nieve durante una hora y media. El trabajo lo realizan los perros siberian huskies, que se encargan de tirar de un trineo a las órdenes de la inapelable voz de mando del conductor, quien establece una relación personal con sus animales.
El Parque Provincia Copahue fue creado para proteger una especie arbórea que habita la Tierra desde la Era Mesozoica (unos 200 millones de años). Las araucarias han sobrevivido a terremotos, erupciones volcánicas y toda clase de catástrofes naturales y fueron siempre grandes aliadas de la vida cotidiana de los mapuches, a quienes aún hoy siguen brindando a finales del verano su rico y nutritivo piñón. Pero la única catástrofe que ha puesto en jaque la continuidad de la especie ha sido la llegada del hombre blanco, que en apenas dos siglos de depredación está a punto de borrar de un plumazo 200 millones de años de historia. Por suerte, aún quedan varios centenares de árboles en la zona de Caviahue y también en el lado chileno, ya que en ninguna otra parte de la Tierra ha perdurado la especie en forma natural. Los mapuches llaman pehuén a este árbol que llega a vivir hasta 1500 años, alcanzando un altura de 35 metros. Su tronco de 2 metros de diámetro está cubierto por una corteza agrietada en forma de placas hexagonales muy resistentes al fuego. Las ramas se disponen en forma de “pisos”, dando una forma cónica al árbol. Como las ramas de abajo se van cayendo, se conforma en la parte superior la característica “sombrilla”. Existen árboles con flores masculinas, que proveen el polen fecundador, y flores femeninas que son las que producen los piñones donde están las semillas de los futuros árboles. En general, cada árbol tarda entre 80 y 130 años en definir su sexo, el cual se determina de acuerdo con las necesidades del bosque.
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