Sábado, 20 de julio de 2002 | Hoy
EN LA CAPITAL VACACIONES
Y PASEOS MUY URBANOS
La ciudad ha empezado a ocupar un lugar destacado en la lista de los “debo ir” de viajeros internacionales, atraídos por un cambio de moneda que los favorece. Para los visitantes nacionales y para los porteños, las vacaciones que comienzan mañana y se prolongarán hasta el 2 de agosto prometen una agenda extensa de actividades culturales y turísticas gratuitas o de muy bajo costo.
Durante las vacaciones de
invierno, Buenos Aires se transforma en un centro de paseos permanente. En todo
momento y a toda hora hay algo interesante para hacer, algún atractivo
nuevo para descubrir o un espectáculo gratuito para disfrutar.
Para quien llega por primera vez, puede resultar un tanto imponente y desafiante.
Sin embargo, es una ciudad en la que resulta bastante sencillo sentirse cómodo
siempre y cuando se acepte y comprenda su ritmo acelerado, los ruidos del tránsito
y el desfile permanente de gente en todas partes (tres millones de habitantes
en una superficie de 200 kilómetros cuadrados y 14 millones si se suma
la población del conurbano bonaerense).
Para la mayor parte de sus habitantes, inmersos en el trajín cotidiano,
la belleza y las atractivos porteños habitualmente pasan desapercibidos.
Pero no por falta de tiempo; acaso por falta de costumbre. Buenos Aires ofrece
a los porteños una invitación permanente a convertirse en viajero
en la propia ciudad. Es un ejercicio sencillo, que se puede hacer solo o en
compañía, mejor aún si el invitado es, precisamente, un
turista, ya que el oficio de guía improvisado lo pone a uno frente a
esos detalles increíbles, en los que jamás había reparado.
Por ejemplo, ese esplendor de antaño, que perdura en los edificios públicos,
museos, teatros y parques, integrado al destello de los grandes centros de compras,
restaurantes y bares temáticos que acentúan su carácter
cosmopolita. O quizás, recorrer los diferentes barrios los viejos
y los renovados que conforman el collage de su identidad ciudadana.
Aunque hay porteños que casi nunca van a los sitios turísticos
porque los consideran demasiado for export, en realidad son paseos
muy interesantes, no sólo para llevar a algún visitante ocasional,
sino también para descubrir entre sus rincones, edificios y paredes
recicladas y acicaladas para las postales algo de sus orígenes.
Paseando
y comiendo Para pasear, los circuitos turísticos tradicionales
como por ejemplo, La Boca, San Telmo, Recoleta o los Bosques de Palermo
se pueden recorrer junto con los guías gratuitos que ofrece la Subsecretaría
de Turismo. Pero también hay varios y originales paseos, como el de subirse
a un viejo tranvía. Aunque este popular medio de transporte desapareció
hace años, actualmente funciona una única línea de carácter
turístico. Puede utilizarse los días festivos, de 15.00 a 20.00
horas y los sábados y domingos de 10.00 a 13.00 horas. Inicia su recorrido
en la intersección de las calles Emilio Mitre y José Bonifacio,
en el barrio de Caballito.
Hasta fin de julio se realizarán cuatro grandes ferias en Buenos Aires:
Ayudar está de moda (a beneficio de la Casa Cuna), ArteBA (ambas terminan
hoy), Del Libro infantil y la tradicional Exposición de Agricultura y
Ganadería (ver recuadro).
A la hora de comer, en Buenos Aires todas las variantes son posibles. Desde
la mejor carne y la tradicional pizza, hasta cocina étnica en locales
muy fashion, como los que se concentran en la calle Báez, del barrio
de Las Cañitas, o en los de aires neoyorquinos, donde comenzaron a instalarse
los nuevos focos vanguardistas de la cultura, el arte y la moda: Palermo Soho
(alrededor de la plazoleta Cortázar) y Palermo Hollywood (Honduras, pasando
la avenida Juan B. Justo, alrededor de los estudios de América TV). Junto
al río, el complejo de Puerto Madero es otro paseo a tener en cuenta
para un domingo soleado, no sólo por sus restaurantes de primer nivel,
bares, cines y yacht club, sino para visitar el Hotel de Inmigrantes, que funciona
como museo. También a lo largo del Río de la Plata, pero un poco
más popular, se extiende la Costanera Sur, sitio ideal para comer bien
y barato en alguna parrilla, tomar sol o andar en bicicleta por la Reserva Ecológica
o visitar la escuela de arte y el Museo de la Cárcova, donde se pueden
ver réplicas de algunas famosas obras de arte, como la escultura en tamaño
original del David de Miguel Angel, y antes o después, comer en la encantadora
parrilla bajo los centenarios árboles del jardín del museo, allí
donde termina la calle Brasil.z
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