Toulouse desde el aire
La vocación aérea de Toulouse nació con Clément Adler, uno de los pioneros de la conquista del aire, nacido en un pueblo vecino. Adler realizó el primer vuelo de un ser humano con un aparato más pesado que el aire, una especie de avión muy primitivo. Sin embargo, para que Toulouse se asentara como la capital aeronáutica francesa, y luego europea, hay que esperar hasta el año 1917. En aquellos tiempos, la aviación ya era un componente importante en la guerra que hacía estragos en toda Europa. El gobierno francés había decidido de impulsar las industrias aeronáuticas, eligiendo como centro a Toulouse, debido a su distancia con las fronteras con Alemania y con el frente. Después de la guerra, Toulouse se convierte en el punto de partida de las primeras líneas aéreas regulares civiles. Es el tiempo de los grandes héroes de la aviación: Saint Exupéry, pero también Mermoz y Guillaumet, abren los cielos y crean nuevas rutas entre Europa, Africa y América latina. Desde entonces Toulouse se mantuvo en primerísimos niveles en este campo, gracias a la creación de la Aerospatiale, la agencia francoeuropea que fabrica y lanza los cohetes Ariane, y entre otros constructores, el consorcio francoeuropeo Airbus, el segundo fabricante de aviones comerciales del mundo. Uno de los máximos orgullos de los habitantes de Toulouse es que el Concorde, el famoso avión supersónico, haya nacido en su ciudad.