Darwin en el paraiso
La manera más común de visitar el lugar es a bordo de barcos que navegan por las noches de una isla a otra, y durante el día organizan escalas en alguno de los 48 puntos de acceso. Las salidas se programan en general temprano por la mañana y la actividad nocturna es muy reducida. Las visitas están pensadas sobre todo para no alterar el ritmo de vida de la fauna.
Esta forma de turismo es muy probablemente la que hubiera impulsado Darwin para intentar impactar lo menos posible en el frágil ecosistema. El naturalista inglés visitó las islas durante una escala de apenas cinco semanas en 1835, en su viaje por el mundo a bordo del “Beagle”. Durante este viaje, que antes le había permitido descubrir la Patagonia y las islas del sur, pudo reunir una suma de conocimientos muy importante que contribuyeron a consolidar su Teoría de la Evolución de las Especies.
Las Puertas de Darwin, dos picos rocosos que surgen del mar al norte del archipiélago, son el último homenaje de las Galápagos al célebre naturalista. Como verdaderas puertas, son lo primero que ven los barcos que llegan desde el norte hasta las islas. No figuran entre los puntos de acceso permitidos al turismo, por lo que permanecerán tal como las vio Darwin cuando se despidió de este paraíso, a bordo del “Beagle”, en 1835, mientras esbozaba ya en sus cuadernos la teoría más revolucionaria de su tiempo.