Domingo, 13 de junio de 2010 | Hoy
De paso por Ubud o Bali en general es muy común toparse con una cremación, y sin duda el visitante se sorprenderá al ver que no es un momento triste. Al contrario: todo el pueblo participa y disfruta del evento en la calle. Esto se debe a que los balineses no ven la muerte como algo trágico; el fin de la vida no les preocupa, ya que creen que el tiempo es circular y las almas se reencarnan infinitamente en nuevos cuerpos. Así, la muerte es un estado transitorio al próximo renacer. En este contexto, la cremación es un sofisticado ritual que lleva mucho tiempo y dinero preparar: tanto que a veces, mientras los deudos juntan los fondos necesarios, el cuerpo es enterrado y exhumado cuando llega el día señalado. La ceremonia comienza con una procesión por el pueblo, en la que varios hombres llevan una colorida torre de bambú con el cuerpo y al son de los gamelanes. Como no es un momento para llorar en privado, los turistas pueden participar y tomar fotos. Una vez en el sitio de cremación se pasa el cuerpo a un sarcófago con forma de toro, león o pez. Luego de la bendición del sacerdote los familiares prenden el fuego y todo arde en minutos. Finalmente se recogen las cenizas, que son arrojadas por la familia al mar o a la orilla de un río.
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