Domingo, 30 de enero de 2011 | Hoy
El plan de ocupación de Chile ideado por el general San Martín se basó en el despliegue de seis columnas que cruzarían los Andes por diferentes puntos. Las dos principales fueron por Uspallata en Mendoza –a cargo del general Las Heras– y por Los Patos en San Juan, encabezada por San Martín. Y hubo cuatro cruces auxiliares que se consideran fundamentales en la brillante estrategia militar del libertador, que le garantizaron la victoria en la Batalla de Chacabuco: dos fueron por Mendoza, una desde San Juan y otra desde La Rioja, comandada por el coronel del ejército del Norte Francisco Zelada y el capitán Nicolás Dávila. El objetivo era ocupar el valle de Huasco y Copiapó, tomando a los españoles por sorpresa.
La llamada Expedición Zelada-Dávila estuvo integrada por 350 hombres que debieron superar uno de los pasos más altos de la cordillera –casi 5000 msnm– para luego dividirse en dos columnas. Copiapó era un centro de desarrollo minero y Huasco el puerto chileno donde podían desembarcar las tropas realistas. Los integrantes de la expedición provenían de diversos lugares. El general Manuel Belgrano envió a sus mejores hombres del Ejército del Norte desde el cuartel general de Tucumán. Pero el aporte principal en hombres y pertrechos provino del gobierno de La Rioja, que contribuyó con 900 mulas y mil kilos de pólvora provenientes de una de las dos fábricas que existían en ese entonces.
En abril de 1816 San Martín le pidió al gobernador de La Rioja, Ramón Brizuela y Doria, 50 quintales de plomo para balas, 300 suelas para monturas, correajes y demás artículos. Manuel Belgrano, con anuencia de San Martín, designó como gobernador de la provincia a José Benito Martínez en agosto de 1816, para que organizara la expedición riojana. El coronel Nicolás Dávila armó la tropa reclutando a 150 riojanos. A Fulgencio Peñaloza, comandante de Los Llanos, le pidieron que reclutara a 200 hombres entre los que estaba el joven Facundo Quiroga.
En enero de 1817, en Guandacol, el gobernador Martínez designó como jefe de la expedición al teniente coronel del Ejército del Norte, Francisco Zelada –nacido en la Banda Oriental–, y como segundo jefe al coronel riojano Nicolás Dávila. La columna de Dávila estaba conformada por oficiales riojanos provenientes de familias patricias, descendientes de los pueblos originarios e incluso de africanos que habían llegado a la provincia a partir del siglo XVII. También había comerciantes y mineros chilenos. El 22 de enero de 1817, las filas partieron a la cordillera guiados por baqueanos que cruzaban regularmente a Chile arreando ganado. El 1º de febrero, la columna se dividió en dos. La de Zelada fue hacia Huasco y la de Dávila a Copiapó. El 12 de febrero de 1817 tomaron ambos objetivos –en coincidencia con la Batalla de Chacabuco– sin encontrar mayor resistencia.
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