Son como los mosqueteros, tres festivales a lo largo de todo el año: el de Invierno, el de Verano y el de Piano. Los conciertos se organizan en el enorme Centro de Congresos construido por el arquitecto Jean Nouvel sobre la margen izquierda del lago, a pasos de la estación de ferrocarril y del puerto lacustre. El primer festival se realizó en 1938 en el parque de la villa de Richard Wagner, hoy convertida en museo, bajo el impulso del recordado Arturo Toscanini. La idea era escuchar algunas de las obras más emblemáticas del repertorio clásico en los hermosos pasajes alpinos a orillas del lago. Un símbolo de paz y de luz en una Europa que se dirigía entonces rápidamente hacia la oscuridad y la guerra. Toscanini y sus colegas no podían ni querían presentarse en festivales alemanes y austríacos como los de Bayreuth y Salzburgo, de modo que Lucerna nació así como una opción pacífica. Año tras año, la cita se convirtió en un evento importante en el calendario europeo y en uno de los festivales de música más importantes del continente. De los diez conciertos iniciales, se organizan actualmente tres ciclos de festivales: uno de ellos está dedicado exclusivamente al piano y los instrumentos de teclado. El festival dio impulso a la creación de un instituto, el Lucerna Festival Academy, dirigido por otro músico renombrado, el francés Pierre Boulez.