No sólo los templos son el distintivo de Kioto, sino también el barrio de Gion, frente al santuario Yasaka, conocido como el “barrio de las geishas” (y su festival alusivo, el Gion Matsuri). Es el mejor lugar para tomar el té y aprender los ritos de la milenaria ceremonia en torno a la infusión. Pero la secreta o declarada aspiración de todo visitante es cruzarse con una geisha –aquí llamadas geikos o, si son aprendices, maikos– de carne y hueso. No será tan fácil, pero tampoco imposible: si bien son pocas, de vez en cuando se las cruza al atardecer cuando van de un lugar a otro del barrio en pos de su milenario arte de entretener.