Dom 28.03.2004
turismo

La chacra de los Ascona

Una de las excursiones más curiosas que se realizan desde Panambí es la visita a la chacra de la familia Ascona, quienes viven en medio de la selva, a 25 kilómetros del poblado de Andresito. La oportunidad es ideal para conocer el trasfondo de la situación social en el norte de Misiones. Andresito surgió de un proyecto militar que consistía en ceder tierras fiscales a colonos voluntarios para poblar esta zona limítrofe de la Argentina. Uno de los resultados fue un alto nivel de depredación selvática, ya que para subsistir hay que cultivar, y para ello se debe desmontar la selva incendiándola. Por supuesto que el proyecto resultó a medias, ya que Andresito y sus alrededores son una de esas extrañas zonas de transición ubicada a 20 kilómetros de Brasil y 90 del Paraguay, donde las fronteras culturales son más difusas que las arbitrarias líneas trazadas en los mapas políticos. Si bien es innegable que estamos en Argentina, la influencia cultural brasilera gaúcha se refleja claramente en las costumbres culinarias, en el estilo de las viviendas de madera, en el modo de cultivar y hasta en el lenguaje. Pero esto no debería sorprender a nadie, ya que la mayoría de las ondas televisivas y radiales que llegan al lugar lo hacen en lengua portuguesa. Además, cierta influencia guaraní tiene un peso nada desdeñable.
Ivone Ascona vive en esta chacra con su marido y sus dos hijos, donde se instalaron hace 25 años. Ella es de ascendencia brasilera y él es paraguayo. Habitan en una casa de madera levantada sobre pilotes, no tienen luz eléctrica y obtienen el agua con un rudimentario sistema de aljibe. Hace ya tres años que cultivan tabaco rubio (burley) y utilizan un enorme galpón como secadero, donde cuelgan las hojas. Además cultivan unas sandías enormes, dulces y jugosas, mandioca, melón, pepino y ananá. Y como complemento recolectan semillas de palmitos para venderles a los viveros. Salvo el tabaco, la mayor parte de la producción es para consumo propio, ya que no existen buenas vías de comercialización en un lugar tan apartado. El predio mide unas 25 hectáreas y alguna vez fue una impenetrable selva que ahora ha sido desmontada, fruto irreprochable de la necesidad. Los Ascona viven de manera relativamente precaria, aunque en comparación con otros chacareros de la zona con muchos hijos, están entre los más prósperos. Disponen de un tractor pequeño y antiguo, utilizan una yunta de bueyes para arar la tierra y crían chanchos y aves de corral.

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