17:50 › LA RESPUESTA OFICIAL A LAS PROTESTAS INTERNACIONALES
China parece rechazar los llamamientos al diálogo con el Dalai Lama realizados por la comunidad internacional, una semana después de los disturbios sangrientos de Lhasa, y aseguró este sábado que proseguiría la represión en el Tíbet para "aplastar" la revuelta independentista.
Tras haber revisado al alza, el viernes, el balance de las víctimas de los disturbios de Lhasa, que pasaron de 13 a 19 muertos, 18 de ellos civiles "inocentes", China ha confirmado que no aflojará.
"China debe reprimir firmemente la conspiración destinada al sabotaje y aplastar a las fuerzas tibetanas de independencia", sostuvo el sábado en un editorial el Diario del Pueblo, el órgano del Partido Comunista Chino (PCC).
En un momento en que las organizaciones defensoras de los derechos humanos y protibetanas temen olas de arrestos masivos, el Diario del Pueblo subraya que "1.300 millones de chinos, incluido el pueblo tibetano, no dejarán a nadie ni a ninguna fuerza minar la estabilidad de la región".
El gobierno tibetano en el exilio aseguró este sábado que el diálogo entre ambas partes "es más necesario que nunca". "China siempre ha apostado por la línea dura y las soluciones militares al problema de Tíbet, pero eso nunca ha funcionado", justificó el portavoz tibetano Thubten Samphel.
Este sábado, una treintena de escritores, universitarios y activistas en favor de los derechos humanos chinos hicieron un llamamiento al diálogo con el líder espiritual tibetano, el Dalai Lama, y exigieron que se permita la entrada de observadores independientes en Tíbet.
Las manifestaciones comenzaron el 10 de marzo en Lhasa con motivo del aniversario de la sublevación de 1959 contra el poder chino, ocho años después de que la China comunista se apoderara del Tíbet, en 1951.
El nuevo balance oficial de víctimas en estas protestas da cuenta asimismo de 623 heridos: 241 policías, de los que 23 se encuentran graves, y 382 civiles lesionados, 58 de ellos graves.
El gobierno tibetano exiliado en el norte de la India comunicó, por su parte, un saldo "confirmado" de 99 muertos en el Tíbet y en las provincias chinas vecinas, donde viven minorías tibetanas.
Este sábado Dharamsala, ciudad en la que vive exiliado el Dalai Lama, parecía una ciudad fantasma, con todos sus comercios cerrados por ser día festivo en la India.
Cuando faltan cinco meses para la apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín, que se celebrarán del 8 al 24 de agosto, China volvió a acusar el sábado al líder tibetano de haber fomentado los disturbios para sabotear el acontecimiento.
"El objetivo de la camarilla del Dalai Lama es perturbar los Juegos Olímpicos, al pueblo y a la sociedad y dañar la unidad política del país conspirando para separar Tíbet de China", aseguró el Diario del Pueblo.
El viernes, el gobierno griego anunció su intención de tomar "todas las medidas necesarias" para evitar que los opositores al régimen chino perturben la ceremonia de encendido de la llama olímpica, prevista el lunes en la Olimpia.
Entretanto prosiguen las manifestaciones antichinas. Este sábado, medio millar de personas recorrieron las calles de Londres para reclamar el final de la represión china en Tíbet. En Ginebra, otros 300 manifestantes protestaron frente a la sede de la ONU y en Tokio fueron 600, mientras que en la ciudad francesa de Marsella unas 1.000 personas salieron a manifestarse en contra de los Juegos Olímpicos de Pekín.
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