El plan prevé la construcción de 400.000 viviendas destinadas a familias con ingresos de hasta tres salarios mínimos (cada salario mínimo equivale a 465 reales, unos 202 dólares), 400.000 para familias que ganan entre 3 y 6 salarios mínimos, y 200.000 para quienes reciben hasta 10 salarios.

La parte central de los recursos de 34.000 millones de reales provendrá del Tesoro Nacional, y otra parte del Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio (FGTS, un impuesto descontado de los trabajadores).

La región sudeste del país, la más poblada, recibirá el 37% del total de las inversiones, al tiempo que el nordeste (más pobre) tendrá 34%, conforme los números divulgados en el lanzamiento del programa.

De acuerdo con el presidente, el plan inicial era anunciar la construcción de 200.000 viviendas en dos años, idea que luego pasó a 500.000.

"Luego le dije al ministro (de Hacienda Guido) Mantega que no serían 500.000 sino un millón. Es un desafío. Ahora, este programa no tiene un plazo, que nadie espere que hagamos un millón de casas en dos años", dijo Lula.

Mantega clasificó el programa como "audaz y de gran impacto en la economía, se trata de uno de los principales planes anticrisis lanzados por el gobierno".

En la visión de Mantega, "existe una enorme cadena productiva que se moverá con estas inversiones, ya que además casi no dependerá de productos importados. Otro objetivo de este programa es sostener también el nivel del empleo y del ingreso".