El apoyo de Ominami puede significarle que, al menos, parte del electorado que votó por su hijo se vuelque a la Concertación el domingo 17. "Tengo fe que la confianza que estoy depositando en Frei no va a ser defraudada. Le deseo un gran éxito en lo que resta de la campaña y espero que sea el próximo presidente de Chile", resaltó el senador Ominami, quien visitó al ex mandatario en su casa.

Mientras, la atención en la campaña de la centroderecha de Sebastián Piñera, pasó por su anuncio de que no incorporará a su eventual gabinete a quienes hayan tenido cargos durante la dictadura que encabezó Augusto Pinochet, según informó el diario santiaguino El Mercurio.

Ante la prensa, Frei agradeció el gesto de apoyo de Ominami, y prometió hacerse cargo "de los errores cometidos y de la realidades que los chilenos están expresando", y prometió "actuar muy rápidamente".

Según portales de diarios santiaguinos, el encuentro fue gestionado durante varias semanas por figuras del socialismo, como los senadores Ricardo Núñez y Jaime Gazmuri; el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza; y el ex ministro Enrique Correa.

Un rato después, Frei planteó la necesidad de una nueva Constitución "porque si se quiere hablar de reforma de la política, de temas tributarios, laborales y regionales, siempre hay una traba, y es la Constitución autoritaria, vertical, centralista, que impide las grandes transformaciones que Chile necesita".

"A medida que hemos ido sumando gente, hemos enriquecido nuestra propuesta programática porque no nos creemos dueños de la verdad absoluta", admitió Frei, en otra expresión que pareció destinada al electorado de las dos propuestas que quedaron fuera del ballotage.

En la primera vuelta, las candidaturas del independiente Marco Enríquez Ominami y del comunista Jorge Arrate, ambos desprendidos de la Concertación, captaron el 20,05 y el 6,21 por ciento, respectivamente, de los sufragios, que Frei aspira a sumar a su 29 por ciento.

El ex presidente destacó que "nunca Chile ha crecido más desde el punto de vista económico, social, político, institucional, que en los gobiernos de la Concertación", en el poder desde 1990, e insistió con que "el cambio ha sido fantástico, espectacular", según reportó la agencia ANSA.

Frei, quien presidió Chile entre 1994 y 2000, reconoció que los chilenos "están molestos porque la política no se modernizó", y lamentó que exista "un sistema político absolutamente retrasado y abusos del mercado", que llevan a que "mucha gente piensa que para progresar en Chile se necesitan apellidos, recursos o contactos".

"Chile no puede aceptar una Ley de Amnistía ni está para un punto final" y asegurar que "a pesar de todas las dificultades y lo lento que fueron los procesos, el país ha ido avanzando en verdad, justicia y memoria histórica".

La estrategia de Frei choca en parte con la renovación de la derecha, cuyo líder, el millonario Piñera, también procura hacer suyas algunas banderas del progresismo, como las uniones civiles homosexuales, y fue hoy un poco más allá al despegarse totalmente de la dictadura. "Si me preguntan que si habrá algún ministro del gobierno militar en este nuevo gobierno, lo más probable es que no, por una razón muy simple: éste es un gobierno nuevo, que está mirando al futuro y que le abrirá las puertas a una nueva generación", remarcó Piñera, a menudo acusado de connivencia con ex funcionarios pinochetistas.