El asesinato de Bonefoi, cometido el 17 de junio pasado, originó una movilización por parte de los vecinos del barrio que fue reprimida por la Policía. En la represión fallecieron Nicolás Carrasco, de 16 años, y Sergio Cárdenas, de 29, tras recibir impactos de bala.

La causa fue instruida inicialmente por el juez Martín Lozada, quien dispuso la inmediata detención de Colombil y su procesamiento por homicidio doblemente calificado, por su función policial y por alevosía.

Pero esa medida fue anulada por la Cámara Segunda, al considerar que el juez había "preopinado" sobre la situación del imputado, además de otras irregularidades.

Por tal motivo, el expediente pasó a manos del juez Gaimaro Pozzi, sin que Colombil lograra su libertad. Luego de un mes de recibir la causa, analizar las pruebas reunidas e, incluso, de lograr la declaración del policía en indagatoria, el magistrado dispuso el nuevo procesamiento de Colombil por homicidio calificado, como policía en "abuso de sus funciones".

Colombil había asegurado ante Gaimaro que se le había escapado el tiro que mató a Bonefoi, debido a que en la persecución al adolescente -presumiblemente luego de que cometiera un robo- llevaba el arma reglamentaria en la mano, debido a un defecto en su cartuchera.

Por ello, su abogado, Marcelo Ganuza, había solicitado que se lo acuse de "homicidio culposo", es decir accidental. Sin embargo, Gaimaro Pozzi se inclinó hacia el argumento del abogado querellante Alejandro Pschunder, quien pidió un procesamiento por homicidio calificado, en base a los peritajes que señalaron que Colombil le disparó al joven por la espalda y desde corta distancia.