El embargo había sido obtenido por un grupo de los denominados fondos buitres, que no entraron en ninguno de los dos canjes de deuda abiertos por el gobierno argentino, tras la decisión de Buenos Aires de pagar los vencimientos de la deuda externa de 2010 con parte de las reservas de libre disponibilidad del Banco Central, y que derivó en el pedido de renuncia al ex presidente del Banco Central, Martín Redrado.

El 3 de octubre, luego de que el gobierno de los Estados Unidos adelantara que se pronunciaría al respecto, la Corte de Apelaciones le otorgó un mes de plazo, al cabo del cual Washington opinó que el embargo no era procedente y que la Argentina podía utilizar sus reservas libremente.

A principios de abril pasado, Thomas Griesa había embargado los fondos en cuestión, de una cuenta que, en rigor, estaba congelada desde el 2006, ocasión en la que se aceptó el reclamo formulado por dos fondos buitres. En su fallo, Griesa, inclusive, criticó el uso de reservas del BC para pagar deuda externa, que finalmente obtuvo la aprobación del Congreso argentino.

”Se ha dado un paso muy importante. Teníamos razón cuando utilizamos las reservas para pagarle a los acreedores privados", aseguró el ministro de Economía, Amado Boudou. Además, el jefe de la cartera de Hacienda confirmó que Griessa levantó, a pedido de los acreedores argentinos que participaron en el canje, el embargo que pesaba sobre otros 400 millones de dólares en bonos Brady, que habían sido trabados a pedido de los fondos buitres Eliot, CVI y Aurelius, y señaló el rebote positivo que generó la noticia en los mercados, “ya que el Bono Global 17 hoy cotiza a 7,62 por ciento, lo que marca una caída en la tasa de interés que la Argentina paga en los mercados internacionales”.