Los argentinos fallecidos son María Pastores, Alberto y Stella Croce, Carlos Sánchez, Miriam Galucci De Sánchez, Arturo González, Silvia Ferrari, Norma Peláez, Virginio Viarengo y un hombre del que aún se desconocen datos y que en un primer momento se lo había identificado como italiano, de acuerdo con los datos suministrados por las autoridades cubanas.

En la tarde de ayer un avión ATR-72 de la empresa aérea estatal Aerocaribbean, vuelo 883, se precipitó a tierra en la región de Guasimal, cerca de la represa Zaza, en la provincia de Sancti Spiritus, a unos 360 kilómetros al este de La Habana. "No hubo sobrevivientes", señaló el portal oficial Cubadebate.cu.

En la aeronave viajaban 40 cubanos y 28 extranjeros. Además de los argentinos murieron siete mexicanos, tres holandeses, dos alemanes, dos austríacos, un español, un francés, un japonés y un venezolano.

Aunque gran parte del este de Cuba, incluida la provincia de Santiago, está bajo alerta meteorológico ante el avance de la tormenta tropical Tomas, la zona del accidente no se encuentra dentro de los territorios afectados. El avión despegó del aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba a las 16,45 horas (21,45 GMT) del jueves y tenía un tiempo de vuelo previsto de una hora y 50 minutos hasta La Habana. Según el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC), el piloto realizó una llamada de emergencia a las 17,42 horas (22,42 GMT) y luego los controladores aéreos perdieron el contacto con la aeronave.

La edición digital del periódico "Escambray", de Sancti Spíritus, informó que varios testigos aseguraron que el avión realizó varios movimientos bruscos antes de caer a tierra y comenzar a arder. Algunos habitantes de la zona llegaron de inmediato al lugar del siniestro para apoyar a los equipos de socorro, que hicieron uso de una excavadora para abrirse paso entre la vegetación.

Fuentes del Palacio San Martín informaron que para el operativo de repatriación de los restos de los argentinos, la Cancillería trabaja en coordinación con el Ministerio de Defensa, y que el canciller Héctor Timerman mantiene contacto permanente con la embajadora Juliana Marino, quien calificó el accidente como "muy doloroso", y se comprometió a "asistir adecuadamente con todos los trámites a las familias" de las víctimas, quienes pueden comunicarse con los números 005372042110 y 005372042972-2549.

Si bien este es uno de los accidentes más graves de la historia aérea de Cuba, el peor tuvo lugar en marzo de 1989, cuando un Il-62, con destino a Milán, cayó en La Habana poco después de despegar, y causó la muerte de sus 115 pasajeros, 113 de ellos turistas italianos, y otras 40 personas de la zona donde se precipitó el avión. El último accidente se produjo en marzo de 2002, cuando una pequeña aeronave se estrelló en Villa Clara, en el centro del país, causando la muerte a sus 16 ocupantes.