Jue 09.12.2010

15:26  › EN DEFENSA DEL QUEBRACHO COLORADO

Campesinos de Santiago del Estero resisten el avance de la soja

"Si nos expulsan de las tierras de nuestros antepasados para plantar soja, sólo nos queda ir a las villas", alertó Guido Corvalán, líder de un grupo de campesinos que se manifiesta al costado de la ruta principal de la localidad de Vilmer, en protesta por "los desalojos compulsivos" y para "evitar que se arrase con el bosque nativo" en pos de plantaciones de soja transgénica, impulsada por "empresas extranjeras y fuertes intereses nacionales".

Veinte familias acampan desde hace más de un mes al costado del camino en un intento por llamar la atención de las autoridades locales ante los intentos de expulsión de sus tierras y la situación de riesgo del bosque nativo de quebrachos colorados, desplazados por el avance de la soja, un cultivo que se multiplicó 26 veces en las dos últimas décadas en la región.

"Vienen empresas extranjeras y fuertes intereses argentinos. La intención es comprar y comprar. O directamente el desalojo compulsivo. Lo único que le queda al campesino es resistir. Sólo queremos frenar la venta ilegal de tierras y proteger el bosque para mantener nuestros animales", señala Luis Recio, mientras intenta protegerse del calor agobiante de la zona.

Recio, como varios de sus compañeros, tiene pedido de captura emitido por jueces que apoyan a grandes hacendados al soslayar la doctrina veinteañal por la cual se reconoce la tenencia a quienes estén asentados por generaciones en esa región.

Pese a que los campos santiagueños donde crece el quebracho colorado y las lluvias son escasas no son los ideales para el cultivo de la soja, los hacendados aprovechan el bajo valor de las tierras, aunque sólo tengan una buena cosecha en un lustro.

"No los entiendo. En cinco años podrán tener la suerte de sembrar soja sólo un año. El negocio es el bajo valor de la hectárea en la Santiago del Estero, de unos 150 dólares, mientras en la rica pampa húmeda es de unos 10.000 dólares", añadió Omar Pranzoni, jefe del Departamento de Forestación local.

La tala del quebracho colorado se realiza muchas veces en forma clandestina porque una ley provincial lo impide salvo autorizaciones expresas, pero algunos hacendados se las ingenian y dejan una hilera de árboles en el perímetro de sus campos para evitar que las topadoras se vean desde afuera, y arrasan con el bosque.

Las plantaciones de soja en Argentina ocupa 18,5 millones de hectáreas para una cosecha estimada de 52,7 millones de toneladas en 2011. Es el mayor producto de exportación del país, al que le deja 6000 millones de dólares anuales. Sin embargo, Argentina perdió en un siglo el 70 por ciento de sus bosques, que se redujeron de 100 millones de hectáreas a 33,19 millones de hectáreas actuales.

"Aquel que desmonta no tiene idea lo que hace. Son necesarios unos 50 años para restablecer el bosque. Unas 60.000 hectáreas fueron desmontadas legalmente en Santiago del Estero", dijo Pranzoni y citó un estudio federal de 2004 que señala que sólo una de cada seis hectáreas de bosque se tala con autorización.

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