En su discurso, el líder libio atribuyó varias veces la responsabilidad de las revueltas a los "terroristas islamistas" e hizo referencia a la organización Al Qaeda. Aunque, a diferencia de otros países de la región como Argelia, Túnez, o Níger, la organización islámica no ha tenido desde su nacimiento ninguna actividad en Libia, donde la comunidad islámica sufre largas penas de prisión.

"La organización Al Qaeda está implantada en las mezquitas del país y contrata a menores en sus filas", denunció Khadafi, en una intervención muy alejada de la realidad, negando a quienes componen la base de las revueltas y con la única finalidad de asustar a Occidente y a los libios que no se unieron a la revuelta.

El líder afirmó que el pueblo libio "no quiere una Constitución, ni internet" sino "una vida ordinaria, la paz y salarios" y rechazó una de las medidas impuestas sobre el país africano por los organismos internacionales al resaltar que el embargo de los bienes de libios en el extranjero es "ilegal" ya que se trata del "robo del dinero del pueblo libio".

"Yo no tengo ninguna fortuna personal", aseveró y recalcó que su país no necesita ayuda humanitaria ya que dispone de sus propios medios y riquezas. Además, afirmó que quien "abra la puerta a esas ayudas extranjeras" es un "traidor" ya que "abre la puerta al colonialismo".

"Quieren transformarnos en otro Darfur", dijo y sostuvo que los campos petrolíferos del país están asegurados y bajo control pero que las compañías petroleras extranjeras "tienen miedo" ya que son "objetivo de bandas armadas". "La única cosa que pasa en Libia actualmente es que hay un temor provocado por esas bandas armadas", afirmo en referencia a los grupos de rebeledes.

Mientras Khadafi continuaba mostrándose por televisión en la celebración del "34 aniversario del Poder del Pueblo", en Trípoli, en la que sus seguidores coreaban "Dios, Muamar, Libia o nada", tropas que responden al dictador se enfrentaban con los rebeldes para intentar recuperar el control de la ciudad petrolera de Al Brega, en el este del país.

Además, proseguían los combates en Aydabiya. La ciudad sigue bajo control de la oposición a pesar de los ataques aéreos por parte de las fuerzas de seguridad de Khadafi. Los insurgentes rechazaron las informaciones que indicaban que los soldados habían tomado el control sobre el aeródromo.

El comandante de la policía Nuri al Obeidi dijo desde Bengasi, en la noche del martes, las tropas oficiales habían intentado recuperar el aeropuerto de Marsa al Brega, situada al oeste de la ciudad de Aydabiya, pero que los soldados fueron repelidos por "manifestantes". Según Al Obeidi, los insurgentes están utilizando armas provenientes de los depósitos del Ejército libio en el este del país.

En tanto, fuentes en Trípoli indican que las tropas que responden al dictador "han rodeado" Al Brega. Sobre la ciudad sobrevuelan aviones de combate, pero por ahora no se han registrado bombardeos aéreos, algo que se considera especialmente peligroso por la cercanía de los yacimientos petroleros.

En la continuidad de su discurso televisivo, Khadafi afirmó que la producción petrolera del país se encuentra en su nivel "más bajo" por la salida del país de los empleados extranjeros de las compañías petroleras tras el inicio de la revuelta.

La última carga de crudo que dejó la región petrolera del este de Libia salió el 19 de febrero. La mayoría de las compañías extranjeras presentes en el país suspendieron total o parcialmente su producción de crudo en el país y evacuaron a su personal, debido a la rebelión que se inició el 15 de febrero.

Libia, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) exporta normalmente 1,49 millones de barriles diarios, la mayor parte (85%) hacia Europa, según la Agencia Internacional de Energía.