En el Teatro Municipal de Río de Janeiro, donde dirigió el esperado discurso al pueblo brasileño, Obama habló ante dos mil personas, en medio de un fuerte operativo de seguridad. Después de dar la orden a sus tropas desde el país carioca para el inicio de la "Odisea al Amanecer", el presidente norteamericanos saludó: "Aló Cidade Maravilhosa" e inició el discurso señalando que "nadie sabe con seguridad cómo va a terminar este cambio en Oriente Medio, pero sí que el cambio no es algo que debamos temer".

El mandatario de EE.UU. agregó que "cuando se enciende la luz de la libertad, el mundo se convierte en un lugar más brillante" y anotó: "Este es el ejemplo de Brasil", país que fue gobernado por una dictadura militar entre 1964 y 1985.

Respecto de las decisiones futuras que afectarán "al pueblo" brasileño, Obama resaltó que "Estados Unidos apoya el ascenso de Brasil como un poder económico global. Por esto, hemos trabajado para ayudar a ampliar el papel del país en las instituciones que comandan la economía global, como el G-20, el FMI y el Banco Mundial".

Y agregó: "Creo que Estados Unidos y Brasil pueden y deben tener una relación económica en la que los dos países salgan ganando, una relación de cooperación en sectores clave de las dos economías, como energía, lo que será beneficioso para ambos países".

Dispuesto a seducir al auditorio, Obama se mostró como un buen perdedor y dijo que, si Chicago no pudo ser la sede para los Juegos Olímpicos del 2016, Río de Janeiro es la opción ideal.

"Ustedes probablemente sabrán que Río no era mi primera opción para los Juegos. Pero, como no podrá ser en Chicago, creo que no hay lugar mejor que Río de Janeiro. Regresaré en 2016 para verlos", dijo el mandatario, quien afirmó que empresas de su país desean participar en las obras de preparación de Río para la máxima cita del deporte mundial.

Luego, recorrió los puntos comunes entre los dos países, ya que ambos fueron primero colonias, luego se independizaron y sus poblaciones de origen africano debieron luchar contra la esclavitud. El presidente recordó además que los brasileños sufrieron dos décadas de dictadura, pero que el "progreso" del país "ha inspirado al mundo".

En su visita a Ciudad de Dios, el presidente asistió con su esposa Michelle y sus dos hijas a una exhibición de samba, funk y capoeira por parte de jóvenes de esa barriada. Animado con el ritmo y la destreza de los jóvenes cariocas, el mandatario movió la cabeza con los sones de los tambores y se sumó a un grupo de niños que jugaban al fútbol.

Al terminar el acto, Obama saludó de lejos a decenas de vecinos del sector que se esforzaban por verlo desde sus ventanas a pesar del estricto esquema de seguridad montado para su protección, ya que hasta hace dos años la favela estuvo dominada por bandas de narcotraficantes.

Durante la visita del mandatario norteamericano, Rousseff insistió en una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU que incluya a Brasil como miembro permanente, aspiración que solo quedó consignada de manera general en el comunicado conjunto de la reunión y por la que Obama expresó su "apreciación".

El presidente enfatizó la riqueza petrolera que Brasil ha descubierto en aguas profundas del Atlántico, en los yacimientos conocidos como presal, en los que la estatal Petrobras calcula que existen reservas cercanas a los 80 mil millones de barriles. "Queremos ayudarlos con tecnología y apoyo para explotar estas reservas petrolíferas de manera segura y, cuando están listos para comenzar a vender, queremos ser uno de sus mejores clientes", advirtió.

La importancia que Obama da al gigante sudamericano quedó corroborada cuando afirmó que "es hora de que Estados Unidos trate sus operaciones económicas en Brasil con la misma seriedad de sus tratos con India o China".