De acuerdo con las denuncias de los organismos de derechos humanos internacionales, las fuerzas de seguridad del régimen arrestaron a 10.000 personas en total, en los principales focos de las protestas, Deraa, Banias, Tel y los suburbios de Damasco, Saqba y Erbin, y causaron la muerte de otros mil manifestantes, política que mereció el repudio y la imposición de sanciones de parte de la Unión Europea y de Estados Unidos.

En su reunión de la semana pasada, los líderes del G-8 amenazaron con tomar medidas adicionales si no cesaba la represión y pidieron la liberación de todos los presos políticos, lo que ha aumentado la presión internacional contra El Assad, quien hasta ahora se había negado a implementar las reformas que prometió a finales de marzo.

Se presume que la medida, sin embargo, no incluirá a todos los opositores, muchos de ellos considerados como miembros de "bandas terroristas", no de agrupaciones políticas.