18:07 › NORUEGA
La Justicia noruega resolverá mañana si continúa detenido el nazi antiislámico Anders Behring Breivik, quien ayer se reconoció autor de los atentados que el viernes dejaron 93 muertos en Noruega. Las autoridades policiales siguen dudando de que el ultraderechista haya organizado y perpetrado solo los brutales atentados, por lo que unidades especiales continúan investigando y allanaron una casa en la parte este de la capital en busca de explosivos. La acción se realizó mientras en la catedral de la ciudad se reunían para un oficio religioso sobrevivientes, parientes de las víctimas, la familia real y el gobierno. En su discurso, el primer ministro Jens Stoltenberger aseguró que el ataque fue contra la multiculturalidad.
"El sospechoso comparecerá el lunes ante un tribunal, donde el juez se pronunciará sobre su puesta en prisión preventiva", declaró a los periodistas el comisario Sveinung Sponheim y resaltó seguir desconociendo el móvil del sospechoso, lo que motivó el silencio ante los allanamientos realizados esta mañana.
Mientras tanto, el primer ministro habló al casi centenar de muertos por los dos ataques en la catedral de Oslo ante la congoja de los familiares y las lágrimas que afloraban, incluso en el rostro del rey Harald. Stoltenberger recordó a algunos amigos entre las víctimas, abogó por una "democracia aún abierta" y dijo que el objetivo del ataque es la multiculturalidad.
El primer ministro, recordó a una integrante del partido gobernante que trabajaba en el campamento juvenil de Utoya y lamentó que "ahora está muerta. Muerta a tiros mientras llevaba asistencia y despreocupación a jóvenes de todo el país".
A Stoltenberg se le rompió la voz cuando recordó al joven socialdemócrata Tore Eikeland: "Era nuestro político más prometedor de las nuevas generaciones. Y ahora está muerto. Se ha ido para siempre. No se puede comprender".
Y es que los noruegos seguían sin entender muchas cosas este fin de semana. Su pacífico y pequeño país se vio golpeado por "la peor catástrofe desde la Segunda Guerra Mundial", en palabras del propio Stoltenberg. Y sobre todo, la mayor incógnita: ¿Qué llevo al radical de derecha Anders Behring Breivik a convertir su odio contra el islam y la multiculturalidad en una locura asesina sin límites?
La multiculturalilidad era una faceta expresa del campamento de verano socialdemócrata en Utoya. En entrevistas de televisión con los supervivientes, aparecían muchos jóvenes de origen extranjero, bien integrados y activos en la organización de jóvenes socialdemócrata sin diferenciarse de los "noruegos étnicos".
Los grupos violentos de derecha radical en Noruega se consideraban hasta ahora débiles y pequeños. Sin embargo, el domingo se escucharon en los medios dudas sobre la veracidad de la afirmación del asesino de que preparó el crimen en solitario durante nueve años.
"Con todo lo malo, haremos que los noruegos regresen rápidamente a su vida cotidiana. Pero la reacción tampoco puede ser ingenua", sentenció Stoltenberg.
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