"Los acontecimientos de este verano indican que hemos entrado en una nueva y peligrosa fase", dijo Lagarde durante la reunión informal de la Reserva Federal y otros bancos centrales en Jackson Hole, en Wyoming, en el centro de Estados Unidos. Allí, delante de los principales banqueros, afirmó que "la política monetaria debe seguir siendo muy acomodaticia, ya que el riesgo de recesión es mayor que el riesgo de inflación" en las principales economías avanzadas.

Lagarde intervino en el panel titulado "Estableciendo prioridades políticas para un crecimiento a largo plazo", en el que también participó el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet.

Luego de las críticas, la funcionaria recomendó a las autoridades de Washington "un equilibrio justo entre reducir la deuda pública y respaldar la recuperación, sobre todo confrontando seriamente el desempleo a largo plazo". Además, advirtió sobre "la necesidad de parar la espiral descendente de ejecuciones hipotecarias, caída de precios de la vivienda y deterioro del gasto de los hogares" en ese país.

Para Europa, exigió que "es necesario tomar medidas urgentes y decisivas para eliminar la incertidumbre que afecta a los bancos y a las entidades soberanas", porque “las finanzas soberanas deben ser sostenibles”.

“Esta estrategia significa adoptar más medidas fiscales y obtener más financiamiento", agregó, a la vez que demandó que bancos europeos "deben ser recapitalizados con urgencia" porque en el continente se necesita una "visión común" para su futuro con el fin de garantizar la "sostenibilidad" del proyecto europeo.

"Debemos actuar ahora, y habrá que hacerlo con visión, valentía y en el momento adecuado", concluyó.