La decisión de concretar una administración de esas características fue anunciada al finalizar una reunión del denominado Grupo de Acción sobre Siria, durante una conferencia en la que Annan definió que "el elemento clave en cualquier transición reside en la creación de un órgano gubernamental que pueda ejercer plenos poderes ejecutivos" y reconoció que ese objetivo "no es una tarea fácil".

El gobierno de transición "incluiría miembros del Gobierno actual y de la oposición, y de otros grupos, y debería formarse sobre la base del consentimiento mutuo", explicó un comunicado. Tras una reunión con los cancilleres de Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, China, Rusia, Turquía, Irak, Qatar, Kuwait, así como con secretarios generales de la ONU y la Liga Árabe y la Cancillería de la Unión Europea, el texto precisó que una vez establecido un "nuevo orden constitucional, es necesario prepararse y llevar a cabo elecciones pluripartidistas libres y justas para las nuevas instituciones que se establezcan".

Antes de llegar al acuerdo, Estados Unidos y Rusia manifestaron sus diferencias respecto de si debe salir o no Assad del poder. Annan había acusado tanto a Damasco como a la comunidad internacional por no resolver el conflicto y su "amenaza de una extensión regional", así como "un nuevo frente para el terrorismo internacional".

"Todo en una de las regiones más conflictivas del mundo. Nadie tendría que tener dudas de los extremos peligros que implica el conflicto: para Siria, para la región y para el mundo", advirtió el mediador que sostuvo que "este es un problema sirio, con orígenes sirios y la principal responsabilidad para resolverlo recae en los sirios. Pero la comunidad internacional, particularmente las potencias en esta sala, tiene un papel de apoyo esencial".