Peña Nieto asumió el mando a la hora cero de este sábado en un acto privado que se realizó en el Palacio Nacional, donde recibió la bandera mexicana de manos de Calderón y tomó juramento a los miembros del gabinete encargados del área de seguridad.

"Desde el primer minuto de este día entra en funciones el nuevo gobierno de la República", dijo Peña Nieto, de 46 años, del histórico Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México de 1929 a 2000.

El antecedente de esa ceremonia fueron las tensiones que se vivieron en 2006, cuando la izquierda no reconoció la victoria de Calderón y trató de impedir su toma de posesión. En esa ocasión, Vicente Fox traspasó el poder a Calderón a medianoche para garantizar que no hubiera un vacío de poder.

Ya al mediodía, el nuevo presidente juró en el Palacio Legislativo de San Lázaro. El mandatario saliente entregó la banda presidencial a través del titular de la Cámara de Diputados, Jesús Murillo Karam, en una breve sesión que se inició con más de una hora de retraso y en la que no hubo discursos.

Desde antes de la ceremonia de investidura, en los alrededores del Congreso jóvenes derribaron vallas metálicas y lanzaron petardos a la policía, que respondió con gases lacrimógenos, con el resultado de 20 agentes y al menos tres jóvenes lesionados, según la televisión.

Luego, Peña Nieto brindó su primer mensaje como jefe de Estado en un patio del Palacio Nacional, sede oficial del Gobierno. Ante más de un millar de invitados, incluidos varios jefes de Estado y de Gobierno, anunció trece decisiones que incluyen la creación de un programa nacional para la prevención del delito, con el fin de combatir la ola de inseguridad con medidas integrales.

"Estoy convencido de que el delito no se combate con la fuerza", afirmó el flamante mandatario, y remarcó que "México exige vivir en paz". Como segunda medida en esta materia anunció que su gobierno promulgará una Ley de Víctimas, que fue frenada por el gobierno de Felipe Calderón después de haber sido aprobada en el Congreso, para proteger a las víctimas de la violencia y a sus familias como piden organizaciones civiles.

Peña Nieto se comprometió además a ser un "presidente democrático" y a trabajar para que México deje de ser un país de "dos velocidades" con desigualdad entre ricos y pobres.

En materia social, anunció que pondrá en marcha una "cruzada nacional contra el hambre" en los próximos 60 días, con el apoyo de la sociedad civil, empresarios, grupos religiosos y todos los que se quieran sumar.

Asimismo, afirmó que se impulsará la infraestructura, en especial en el sur pobre del país, para cerrar las desigualdades entre regiones. Se creará una amplia red ferroviaria para el transporte de pasajeros, algo inexistente en la actualidad en México, y se propondrá una ley para "poner orden" al alto endeudamiento de gobiernos regionales.

Otro punto clave de su propuesta es la decisión de impulsar la competencia en el sector de telecomunicaciones, que está dominado en telefonía por las empresas del magnate Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, y por las cadenas Televisa y TVAzteca en el mercado de la televisión. Según indicó Peña Nieto, su gobierno lanzará "un conjunto de reformas para generar mayor competencia en telefonía, servicios de datos y televisión" y licitará dos nuevas cadenas de televisión abierta en los siguientes meses.