Hoy fueron sepultados en Newtownn otros dos niños de seis años muertos en la masacre, Jessica y James. Cientos de personas participaron en los funerales, en los que no están permitidas las cámaras. "Cuando uno ve esos pequeños ataúdes se le parte el corazón", dijo el gobernador de Connecticut, Dan Malloy.

Mientras tanto, la usualmente activa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos sigue sin manifestarse cuatro días después de la masacre. La última "novedad" de la organización publicada es la edición de un libro del exoficial de Marina, Oliver North, quien a través del tráfico de armas en los años 80 se convirtió en un héroe para algunos y un delincuente para la Justicia.

La masacre revivió el debate por la tenencia de armas, que la NRA suele defender encendidamente. Ahora, sin embargo, reina el silencio. En la web aún se puede leer en el día de la masacre una noticia en la sección "ciudadanos armados", que cuenta cómo dos empleados de una gasolinera dispararon contra un ladrón y lo mataron. En Twitter, donde la NRA suele publicar varias noticias al día, no hay noticias.

En Washington, la senadora demócrata Dianne Feinstein anunció un nuevo intento en el Congreso por prohibir las armas de asalto, similares a las utilizadas durante la masacre, iniciativa que cuenta con el apoyo del presidente Barack Obama, quien durante el servicio celebrado en Newtown la noche del domingo en honor a las víctimas pidió medidas concretas para enfrentar la violencia: "Estas tragedias deben terminar".

Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, destacó que el presidente dijo que no alcanza sólo con leyes más estrictas sobre armas. Hay "distintos caminos" que deben ser explorados, señaló, como una mejor atención de las personas con problemas mentales.

En los últimos años, los intentos por limitar el uso de armas en Estados Unidos no tuvieron ningún éxito en el Congreso. La mayoría de los republicanos está en contra, pero también algunos demócratas, en gran parte debido a la presión que genera la NRA, que cuenta con cuatro millones de miembros.

Joe Manchin, senador del estado de West Virginia y legendario miembro de la NRA reconoció que la masacre le hizo pensar y afirmó que es hora de hablar de una prohibición de las armas de asalto. El senador Mark Warner, de Virginia, por su parte, un cazador entusiata, se expresó en el mismo sentido.

De acuerdo con una encuesta del canal ABC y el diario "The Washington Post", por primera vez el porcentaje de estadounidenses que está a favor de una legislación más estricta sobre las armas, el 44 por ciento, superó al 32 por ciento que está en contra de cualquier regulación.

En tanto, el inversor financiero Cerberus manifestó su decisión de vender su participación en el fabricante de armas que produjo el fusil de asalto usado en la matanza: "No es nuestra tarea meternos en el debate por el control de armas. Eso es cosa de los legisladores, pero hay algo que podemos hacer como empresa, y por eso implementamos un proceso para separarnos de nuestra participación en el Freedom Group", emporio al que pertenece Bushmaster Firearms International, que fabrica una versión civil del fusil de asalto AR-15 que permite una alta secuencia de tiros. "Nuestros pensamientos y nuestras oraciones están con las familias y la ciudad afectada por este conmocionante hecho", indicó Cerberus, dedica a comprar, sanear y vender empresas, fundada en 1992 por el agente de Wall Street Stephen Feinberg.