Jue 20.12.2012

20:29  › MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Ese oficio de negar y silenciar

El represor Juan Antonio "Piraña" Azic fue el primero de los 67 acusados en declarar en la megacausa que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ESMA. Azic, exsuboficial principal de Prefectura que integró el sector operaciones del GT 3.3, negó "todas las acusaciones" y afirmó que sólo actuó como "enlace entre la Armada y la Prefectura en el área de inteligencia". El Tribunal Oral Federal 5 ordenó un cuarto intermedio hasta el próximo miércoles 26.

El represor, que en 2003 se disparó un balazo en el mentón y falló en el intento de suicidio, aseguró hoy que "nunca" torturó ni mató "a nadie" en el campo de concentración, y limitó su rol al de "controlar a los prefectos que asistían a los cursos que se dictaban en la ESMA", y entre otras cosas, "me ocupaba de saber por qué faltaban".

El exsuboficial de inteligencia, de 71 años, que ya cumple una condena a 18 años de cárcel por el plan sistemático de robo de bebes, está acusado, entre otros crímenes, de haber torturado con picana eléctrica a Carlos Lordkipanise y a su bebé de 20 días y amenazar con "reventar la cabeza contra la pared" a la criatura si el padre no delataba a sus compañeros de militancia.

"Nunca estuve en forma permanente en la ESMA sino sólo circunstancialmente", se defendió. Y remató con que "nunca torturé ni maté a nadie, no interrogué, ni privé de la libertad, ni hice hechos delictivos".

En 2003, el juez español Baltasar Garzón pidió la extradición a Madrid de Azic y otras decenas de represores, por los crímenes de la dictadura argentina bajo los principios de la Justicia universal. Tras aquella convocatoria, el prefecto salió de un bar de la dársena F del puerto de la ciudad de Buenos Aires, se dirigió hasta la imagen de una Virgen y frente a ella quiso quitarse la vida. La bala se desvió y solamente le seccionó una parte de la mandíbula, la boca y la lengua, pero no lo mató.

Otros dos acusados aceptaron hoy prestar declaración indagatoria, aunque sin responder preguntas de las partes: los suboficiales retirados Jorge Díaz Smith, de Prefectura, y Víctor Olivera, de la Armada.

El primero repitió el argumento de Azic, que sólo actuó "de enlace" entre la Prefectura y la Armada "llevando y trayendo sobres" que contenían directivas entre sus jefes. Y también aseguró que "no he cometido jamás torturas, desapariciones de personas, o supresiones de identidad".

Por su parte, Olivera admitió que estuvo en la ESMA como "técnico especialista en Comunicaciones" y sostuvo que "no tuve ninguna responsabilidad en secuestros, torturas, homicidios ni nada por el estilo".

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