La Presidenta encabezó la fila de gobernantes y representantes de más de 130 países, por ser Argentina el país de nacimiento del Papa, y también se ubicó en la primera fila durante la misa de comienzo del ministerio petrino realizada en la Plaza San Pedro. Fernández estuvo acompañada por el canciller Héctor Timerman; el titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti; el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez; el senador Aníbal Fernández; el jefe de la CGT oficialista, Antonio Caló; el secretario del gremio de taxis, Omar Viviani; y el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Ignacio De Mendiguren.

Unos lugares más atrás pudo apreciarse al diputado de la UCR Ricardo Alfonsín, quien integra la delegación oficial; mientras que el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, debió quedarse en un lugar más alejado debido a que no integró la comitiva oficial.

Macri contó que Bergoglio pidió a sus colaboradores que lo fueran a buscar a la Plaza San Pedro para que junto a su esposa, Juliana Awada, se acercara a él, mientras Francisco recibía los saludos de representantes de cultos orientales. "Cuando me ve me dice: 'Pero, cómo, ¿no me la trajo a Antonia?' y yo le dije: 'Hoy la veo complicada, no me parece un día apropiado'", relató.

En tanto, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, tampoco pudo contener las lágrimas al saludar al primer papa latinoamericano de la historia. Acompañado por su madre, Norma Delgado, el mandatario conversó brevemente con el nuevo pontífice, que recibió una a una, por orden alfabético, a las 132 delegaciones llegadas de todo el mundo para la solemne ceremonia de inicio de su ministerio petrino.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, y su esposa Cecilia Morel llegaron cargados de rosarios, que hicieron bendecir a Francisco, según pudo verse en directo por televisión. También pasaron la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el mandatario mexicano Enrique Peña Nieto, quien había anunciado su intención de invitar al nuevo Papa a visitar su país. El heredero de la Corona española, el príncipe Felipe, y su esposa Letizia, y los futuros reyes de Holanda, Guillermo Alejandro y Máxima, argentina de nacimiento, fueron otros de los que pudieron felicitar personalmente al nuevo papa.

Francisco, que en estos primeros días de pontificado se ha caracterizado por abrir más la iglesia a la gente, saludó incluso al asistente más polémico, el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, ferviente católico acusado de numerosas violaciones de derechos humanos.

La ceremonia de saludos, durante el cual recibió numerosos regalos, entre ellos una estola y varios paquetes cerrados, duró más de una hora. Algunos cabezas de delegaciones llegaron acompañados de sus hijos, a los que el papa besó y bendijo.