Lun 03.06.2013

21:18  › CON LA PRIMAVERA áRABE COMO TELóN DE FONDO

Las protestas enfrentan al presidente y al premier de Turquía

La crisis política que estalló el viernes cuando la policía reprimió brutalmente una sentada de manifestantes mayoritariamente laicos en la plaza Taksim, en Estambul, en repudio a una tala de árboles, provocó la mayor ola de descontento popular hacia un gobierno turco en años, mientras el presidente y el primer ministro discrepan acerca de cómo enfrentarse a los hechos y Estados Unidos exhorta a la calma al único miembro musulmán de la OTAN.

La crisis se interpreta como una muestra de la creciente frustración con el primer ministro Recep Tayyip Erdogan, cuyos críticos lo acusan de un creciente autoritarismo. Pese a la innegable legitimidad de un gobernante que ganó tres elecciones desde 2003, la figura de Erdogan siempre fue polémica en Turquía, porque su partido tiene sus raíces en un movimiento islamista abolido por el Ejército por amenazar la naturaleza estrictamente laica del Estado kemalista turco.

Sus detractores -incluyendo al establishment militar y parte del viejo empresariado- dicen que quiere imponer sus visiones conservadoras islámicas a la sociedad secular, pero Erdogan asegura que no tiene ninguna intención de intervenir en los distintos estilos de vida y que "es un servidor del pueblo".

Mientras tanto, el antiguo fiscal general del Estado y actual diputado del opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP), Ilhan Cihaner, denunció que un joven de 19 años murió atropellado durante una barricada en una autopista en Estambul, convirtiéndose así en la primera víctima mortal de las revueltas que sacuden al país.

Erdogan inflamó los ánimos al calificar a los manifestantes de "banda de saqueadores" y de minoría que quiere imponer sus exigencias a una mayoría. En contraste, el presidente, Abdullah Gul -un potencial rival electoral de Erdogan en los comicios del año próximo-, se mostró más conciliador, celebrando las protestas como un derecho democrático, informó la agencia de noticias EFE.

Estados Unidos, que tiene a Turquía como uno de sus principales aliados en el mundo musulmán, expresó su "profunda preocupación" por las protestas y sobre todo por la represión de las manifestaciones. "Nos preocupan los reportes de un uso excesivo de la violencia por la policía, esperamos que haya una investigación completa de esos incidentes", declaró el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, de visita en Polonia.

Antes de partir de gira por el extranjero, Erdogan volvió a desestimar las protestas callejeras, denunció que están organizadas por la oposición y que hay extremistas infiltrados y rechazó con enojo comparaciones con la Primavera Arabe.

Gul, por el contrario, afirmó que la democracia es más que votar. "Cuando hablamos de democracia, por supuesto que la voluntad popular está por encima de todo", razonó. "Pero la democracia no significa sólo elecciones. No puede haber nada más natural para la expresión de distintas visiones, situaciones y objeciones, que una variedad de maneras además de las elecciones", señaló. "Las opiniones que son bienintencionadas se escucharon, se tomó nota y se recibió el mensaje", agregó.

Erdogan recogió rápidamente el guante a su llegada a Marruecos, desde donde auguró el pronto fin de la crisis. "No sé qué dijo el presidente, pero para mí la democracia se expresa a través de las urnas", disparó, al tiempo que cargó otra vez sobre el CHP y aseguró que antes de regresar de su gira por Marruecos, Argelia y Túnez, "el problema habrá terminado". "La situación está mucho más calma ahora y la razón parece estar prevaleciendo. Creo que las cosas retornarán a lo normal. Estas manifestaciones no son en toda Turquía, sólo en algunas grandes ciudades", añadió.

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