Dom 30.06.2013

22:33  › BRASIL

Marcha al Maracaná

Un grupo de manifestantes se enfrentó esta tarde en Río de Janeiro con policías que formaban un cerco para proteger al estadio donde los seleccionados brasileño y español jugaban la final de la Copa Confederaciones de fútbol. La protesta fue contra los gastos por ese torneo y por el Mundial del año que viene. Más temprano hubo otra marcha al Maracaná, en la que no se registraron incidentes.

El enfrentamiento ocurrió en la esquina de la calle San Francisco Javier y la avenida Maracaná, donde los manifestantes lanzaron objetos a los policías y éstos respondieron disparando bombas de gas lacrimógeno. Los manifestantes, que ante los gases se dispersaron pero luego volvieron al lugar, formaban parte de una marcha de más de 1000 personas, la segunda que hoy partió desde la plaza Sáenz Peña, en el barrio Tijuca, con dirección al estadio ubicado a dos kilómetros de distancia.

La primera de las marchas, mucho más numerosa -se calcularon unas 5000 personas-, transcurrió sin incidentes, excepto por el intento de agresión a un periodista por parte de tres personas, de las cuales dos fueron detenidas y luego liberadas. Con idéntico recorrido y consignas bastante similares -a favor de mayor presupuesto para salud y educación, y en rechazo de la corrupción y del gasto gubernamental para la Copa Confederaciones y el mundial de fútbol de 2014-, en la segunda manifestación, sin embargo, se vieron personas con el rostro cubierto y mochilas cargadas en sus espaldas.

Pese a esos disturbios, el partido entre los seleccionados de Brasil y España comenzó puntualmente, a las 19 (misma hora en la Argentina). Más temprano, antes de que comenzara la primera marcha, unas 40 personas tomaron durante cerca de una hora el terreno donde se construye la nueva sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), también en Río de Janeiro.

Para garantizar la seguridad en la zona del estadio, donde se esperaba que concurrieran 70.000 espectadores, las autoridades movilizaron a 10.600 policías y 7400 militares, el doble de la cantidad que habitualmente patrulla Río de Janeiro y la vecina Niterói. Los efectivos desplegaron un gran cordón de seguridad a un kilómetro del estadio.

Las protestas de hoy fueron convocadas por varios de los movimientos sociales que desde hace tres semanas protestan en las calles de Brasil para reclamar mejores servicios públicos y rechazar el gasto estatal en la organización de la Copa Confederaciones y el mundial de fútbol del año próximo, entre otras reivindicaciones.

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