18:57 › "AL ENCUENTRO DE LOS NECESITADOS"
Miles de personas visitaron el santuario de Liniers para pedir pan y trabajo o agradecer haberlo recibido, en una jornada en la que Jorge Bergoglio, desde Roma, abogó por "la cultura del encuentro", mientras el arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, durante la misa central, de las 11, pidió a los presentes que "recen por Francisco".
Anoche, el Papa saludó a los devotos congregados en la iglesia de Liniers y en las 45 parroquias del país dedicadas al patrono del trabajo y abogó por la "cultura del encuentro" ante "tanto desencuentro", mediante un mensaje grabado por el Canal 21 del arzobispado de Buenos Aires y transmitido a través de una pantalla de televisión colocada frente al templo de Cuzco 150. "Como todos los años, después de recorrer la cola hablo con ustedes. Tal vez la cola la recorrí con el corazón. Estoy un poquito lejos. No puedo compartir con ustedes este momento tan lindo, en el que ustedes están caminando hacia la imagen de San Cayetano", destacó.
Bergoglio, quien hasta el año pasado presidió la celebración como arzobispo de Buenos Aires, hizo hincapié en el lema de la fiesta religiosa y exhortó a salir al encuentro de las personas que "necesitan más, de aquellos que necesitan que les demos una mano, que los miremos con cariño, que compartamos su dolor o sus ansiedades, sus problemas". "Lo importante no es mirar desde lejos o ayudarlo desde lejos, sino ir al encuentro", subrayó.
"Hay tanto desencuentro. Líos en la familia, siempre; líos en el barrio; líos en el trabajo; líos en todos lados. Y los desencuentros no ayudan", advirtió el Papa desde Roma.
Mientras 1500 voluntarios laicos, 200 sacerdotes y 800 scouts asisten a los peregrinos, a quienes reparten pan, caldo y mate cocido, la empresa AySA suministra agua potable a los fieles mediante tres camiones cisternas ubicados en las inmediaciones del santuario de Liniers.
Poli repitió el mensaje de Bergoglio al asegurar que "el Papa dice que bajen y busquen al que más lo necesita; vayamos al encuentro de los más pobres sin preguntarles la religión". Frente a la multitud agolpada sobre las puertas de la iglesia, el arzobispo porteño dijo que "el sacrificio, la vigilia, el madrugón y la distancia valen la pena porque la fe nos mantiene vivos, nos devuelve la vida". "San Cayetano nos vuelve a decir una vez más, tengan confianza, vuelvan a Jesús, el amigo fiel que soportó la cruz", enfatizó.
La multitud, proveniente de distintas localidades del conurbano bonaerense, de la ciudad de Buenos Aires y del interior del país, llegó a la iglesia de Liniers para pedir "paz, pan y trabajo" y para agradecer. Rodeados de puestos y gente vendiendo espigas, figuras del santo, velas, rosarios y flores, el público formaba filas que se extendían hasta la cancha de Vélez Sarsfield, más de siete cuadras.
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