Jara, miembro del Partido Comunista, fue detenido en la Universidad Técnica del Estado, donde impartía clases, el 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe que derrocó al entonces presidente socialista Salvador Allende, de cuyo proyecto era ferviente defensor. Inmediatamente fue encarcelado junto a otras 5000 personas en el Estadio Nacional de Santiago de Chile, que hoy lleva su nombre, donde fue reconocido y torturado brutalmente.

"Tenía numerosos hematomas en los pómulos, se notaba pálido, muy débil. Su mirada estaba perdida", contó en una entrevista con La Nación el periodista Sergio Gutiérrez, detenido en el mismo estadio que Jara luego del golpe militar. Gutiérrez recordó que antes de morir, Jara denunció "Mira mis manos... mira mis manos... Me las machacaron para que nunca volviera a tocar la guitarra".

Luego de tres días de martirio, el 16 de septiembre, Jara, de 40 años, murió acribillado por 44 balazos, según determinó la autopsia tras la exhumación de su cuerpo, hallado en un terreno baldío cerca del Cementerio Metropolitano de Santiago, convirtiéndose en un ícono de los cientos de artistas que sufrieron violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet (1973-1990).

En 2009, la versión de un soldado conscripto, quien luego se contradijo, llevó a la justicia a ordenar la exhumación del cuerpo del artista. En diciembre de 2012, los exoficiales Hugo Sánchez Marmonti y Pedro Barrientos Núñez -quien vive en Estados Unidos- fueron acusados como autores materiales del asesinato de Jara y otros seis como cómplices del hecho. El juicio sigue su curso y, en marzo, cuatro de los detenidos acusados de complicidad accedieron a la libertad condicional.

En enero pasado Chile, finalmente, solicitó a Estados Unidos la extradición de Barrientos Núñez, residente en Jacksonville, Florida, "una demanda internacional de 40 años", afirmó Köning.

Mientras tanto, en el principal escenario del Centro Cultural Gabriela Mistral, 40 actores sobre el escenario, uno por cada año que pasó desde la muerte de Víctor, cantan a todo pulmón "Canto libre" dentro de la obra "Víctor Jara sin Víctor Jara", que repasa su vida y sus canciones, y reflexiona acerca de la ausencia de justicia tanto en su caso, como en el de muchos de los 3200 muertos y 38.000 torturados que dejó el régimen de Pinochet. "La obra nace en el seno de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos para conmemorar a los ejecutados y en la que Víctor, un magnífico cantante y hombre de teatro, representa a otros ejecutados anónimos", explicó Visnu Ibarra, uno de los directores del montaje.