"Lo que me interesa es finiquitar este conflicto lo más pronto posible; por eso estoy dispuesto a reunirme en cualquier circunstancia", sinceró el presidente colombiano en una entrevista a la cadena de radio RCN, respecto de las negociaciones, que se realizan desde noviembre de 2012 en Cuba.

En abril del año pasado, ante la pregunta sobre una posible orden de ataque contra Timochenko, el mandatario respondió que "lo pensaría dos veces" antes de dar esa orden, mientras que en el inicio del proceso de paz decía que la fuerza pública tenía la orden de capturar o abatir a Timochenko.

En ese sentido, el mandatario sostuvo: "No se dónde está Lodoño en estos momentos"; y agregó: "En Cuba no está". El jefe de Estado ha autorizado en un par de ocasiones el desplazamiento de Timochenko a Cuba para conversar con los delegados de las FARC y hace poco reveló que también le permitió al jefe del equipo negociador del gobierno, Humberto de la Calle, reunirse dos veces con el guerrillero.

El proceso de paz ya deja algunos acuerdos preliminares en materia de desarrollo agrario, participación en política de los guerrilleros que se desmovilicen y lucha conjunta contra el narcotráfico. Desde el año pasado, las partes discuten el tema de las víctimas del conflicto armado, que en más de 50 años deja unos 220 mil muertos, casi cinco millones de desplazados y 45 mil desaparecidos.

Al referirse a la justicia transicional, Santos manifestó que el gobierno ha insistido en que el proceso de paz no debe fomentar la impunidad y que los jefes guerrilleros responsables de delitos graves deben purgar penas alternativas.

"Les hemos dicho en forma muy clara a las FARC que debe haber justicia con castigos y penas", dijo Santos, aunque a renglón seguido señaló que no necesariamente los guerrilleros deben ir a una prisión convencional.

En cuanto al mecanismo para refrendar los acuerdos, Santos dijo que sus declaraciones sobre un "Congresito", formado por algunas comisiones del Congreso y con la participación de las FARC, solamente fue una iniciativa y que no hay nada definido.

Esas declaraciones de Santos trajeron varias críticas, por lo que explicó: "¿Cómo se puede hacer la refrendación? Mediante tres caminos: una Constituyente, descartada; un referendo, no nos parece que sea conveniente. Tendría que ser mediante un acto legislativo, que el Congreso reforme la Constitución".

Varios senadores, incluso de la coalición de gobierno, descartaron la posibilidad de un "Congresito", al recordar que no es posible designar un órgano que le dé viabilidad a los acuerdos cuando eso es posible hacerse desde el Parlamento.

La molestia llegó a tal grado, que hoy el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, debió aclarar que lo dicho por el jefe de Estado no significa revocar el actual Congreso, como se hizo en 1991 cuando se reformó la Constitución nacional, sino que sería de una comisión especial para que dentro del mismo Senado estudie lo acordado en La Habana.

Los cuestionamientos a las conversaciones llegaron también desde el titular de la Unasur, Ernesto Samper, quien hoy remarcó que "el proceso de La Habana debe abrirse mucho más a la sociedad civil para darle legitimidad", porque los colombianos "no están sintiendo el proceso como algo que les pertenece".

Por otra parte, Naciones Unidas (ONU) designó al diplomático francés Jean Arnault como representante de ese organismo internacional en las negociaciones de paz gobienro-FARC, anunció hoy el secretario general Ban Ki-moon.

El anuncio obedece a que ambas partes solicitaron a la ONU el 12 de julio pasado que incorporase a un delegado a la subcomisión sobre el Fin del Conflicto en Colombia.

Arnault es un especialista en mediación y acuerdos de paz; fue moderador en el proceso de paz de Guatemala, y además trabajó como asesor especial para el Grupo de Amigos de un Pakistán Democrático y como representante especial de la ONU en Georgia, Afganistán y Burundi.