Vie 29.04.2016

14:42  › EL NOBEL DE LA PAZ LE TRANSMITIO A LA PRESIDENTA BRASILEÑA UN MENSAJE SOLIDARIO DE FRANCISCO

Pérez Esquivel llevó su apoyo a Dilma

Rousseff y el ex presidente Lula da Silva analizaron esta semana varias tácticas de “resistencia democrática”, incluyendo movilizaciones populares como las de ayer y la posible convocatoria a elecciones anticipadas o un plebiscito. Por Darío Pignotti. Desde Brasilia

“El papa Francisco está muy preocupado con lo que está pasando en Brasil, todo esto va a traer consecuencias negativas para toda la región, tendremos un grave retroceso democrático.” El Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel dialogó con este diario ayer luego de su audiencia con la presidenta Dilma Rousseff en el Palacio del Planalto.

–¿Hablaron sobre el Papa?

–Hablamos con la Presidenta de varios temas, también hablamos sobre el Papa, ella sabe que él está al tanto, de su preocupación, que estamos en contacto con él.

–¿Qué impresión se lleva de la presidenta?

–La presidenta Dilma está muy consciente de lo que está pasando, no estuve mucho tiempo con ella aunque pude ver que es una persona fuerte, que va a luchar por la democracia, está muy decidida a pelear porque sabe que es injusto lo que están haciendo con ella. No hay ninguna denuncia contra la presidenta y los que la acusan están en muchos casos denunciados y procesados.

–¿Tiene previsto viajar al Vaticano?

–Después de que termine este viaje le voy a escribir una carta al Papa para contarle lo que pasa en Brasil, y posiblemente después voy a viajar al Vaticano, más o menos a fines de mayo cuando ya se sabrá que pasó con este todo este proceso que lo llaman impeachment para no decir que es un golpe blando. Esto es muy serio. Para tener un panorama más amplio voy a ir también a la Orden de Abogados de Brasil, pasaré por Curitiba (estado de Paraná) y Porto Alegre (Rio Grande do Sul), voy a estar en los actos del primero de mayo.

–¿La posición del Papa se refleja en la iglesia brasileña?

–Estuve en la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, conversé con el secretario general, don Leonardo (Ulrich Steiner), ellos se mostraron bastante preocupados también. La realidad, lo concreto que pasa en Brasil es que se van hacia un golpe blando, como el que ya hubo en Honduras contra el presidente (Manuel) Zelaya en 2009 y en Paraguay contra (Fernando) Lugo en 2012, ahora no se los quiere llamar golpe, pero está claro que son golpes. Se usan métodos distintos, no necesitan a las fuerzas armadas, porque tienen a los grandes medios, a una parte de los jueces, a los políticos conservadores, los grupos de la oligarquía. Hay que convocar al Mercosur para que trate lo que pasa en Brasil desde la cláusula democrática. Tuvimos una declaración de Unasur contra este proceso destituyente, que es un proceso de la derecha brasileña apoyado por grupos extranjeros que están en contra de la integración regional.

“Estoy Triste”

Dilma Rousseff y el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva analizaron esta semana varias tácticas de “resistencia democrática”. Una es la movilización popular que ayer se realizó en San Pablo, Brasilia, Río de Janeiro y otros estados y estuvo a cargo de los Movimiento de los Trabajadores Sin Techo. Otra es la posible convocatoria a elecciones anticipadas o un plebiscito, impulsado por una decena de senadores del PT y otros partidos, los que fueron recibidos ayer en el Planalto.

Dilma también evalúa realizar una gira por América latina y Europa para denunciar el inminente quiebre de la normalidad institucional, que comenzará a mediados de mayo cuando el Pleno del Senado seguramente apruebe el inicio del juicio político, tras recibir un parecer de la Comisión Especial de Impeachment que comenzó a sesionar esta semana.

Tan pronto se abra ese proceso Dilma deberá licenciarse del cargo por hasta seis meses en los que será reemplazada por el vicepresidente Michel Temer. Por lo cual el 5 de agosto ella no podrá ser parte de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, tema de que habló en un reportaje puesto al aire ayer por la cadena norteamericana CNN.

“Me siento triste por no poder participar en las Olimpíadas... me gustaría mucho participar (en esta última etapa) de la organización, porque ayudé mucho para ese proceso desde los primeros días.”

“Estoy triste porque creo que lo peor que le puede pasar a un ser humano es ser víctima de una gran injusticia que es este impeachment, con él se pierden nuestras conquistas democráticas”, declaró a la CNN.

En el gobierno consideran que los grandes medios norteamericanos y europeos han registrado e informado sobre las anomalías que contaminan el proceso contra Rousseff y la doble moral de quienes la acusan montados en un discurso sobreactuado de lucha contra la corrupción. A contramano de lo informado por medios progresistas y conservadores de varios países en Brasil la narrativa periodística omite los hechos con noticias en las que se insiste en la normalidad institucional, con el propósito de disimular el golpe.

Igual lo hace la clase política, montando simulacros republicanos como la Comisión Especial de Impeachment en la que nadie lleva en cuenta las evidencias sobre la inocencia de Rousseff en los delitos de Estado que se le imputan. Antes que una comisión para evaluar los argumentos de la defensa y la acusación, ese organismo parece decidido a consumar el rito sumario que inexorablemente desembocará a la licencia de Rousseff.

Después de su paso por el Palacio del Planalto, Pérez Esquivel se trasladó al Supremo Tribunal Federal y al Senado donde expresó ayer su “solidaridad” a los brasileños amenazados de un “golpe”.

Declaraciones que levantaron la ira del senador conservador Ronaldo Caiado, del Partido Demócratas, reencarnación de Arena, la agrupación que dio soporte civil a la dictadura.

En las primeras horas de la noche Pérez Esquivel habló nuevamente con este diario para expresar su “sorpresa por ver como se esconde aquí el golpe, mientras todo el mundo habla de este tema afuera de Brasil, acá se ofenden porque dicen que hay normalidad democrática. Si hay normalidad como dicen los opositores a Dilma ¿por qué no llaman a un plebiscito para ver cómo se soluciona la crisis? Siempre es mejor que el pueblo vote”.

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