Según informó hoy el sitio Folha On Line, Lula se mostró "muy solidario y triste" en la audiencia, contó Luiz Fernando Moysés, esposo de una de las víctimas del accidente del 17 de julio.

Ese día, un avión de la aerolínea TAM se estrelló contra una terminal de carga situada junto al aeropuerto de Congonhas, en pleno San Pablo, con un saldo provisorio de 199 muertos.

La delegación, de tres personas, le entregó al jefe de Estado un "Manifiesto" que exige "una investigación completa y transparente que termine con el juicio y castigo a todos los responsables".

Lula, de acuerdo con los familiares, se comprometió a "asumir personalmente la causa de pedir explicaciones a quién sea", pero dijo que "sólo se pronunciará oficialmente cuando tenga toda la documentación en sus manos".

Los familiares criticaron la entrega de una medalla por parte de la Aeronáutica al director de la Agencia Nacional de Aviación Civil, pocos días después del accidente.

También expresaron su molestia por el gesto obsceno realizado por el asesor internacional de Lula, Marco Aurelio Garcia, quien al parecer celebraba la noticia que le adjudicaba a una falla mecánica la culpa del accidente y no al caos aéreo de Brasil.

"Un gesto así ya es una provocación a las familias. Y lo peor no es el gesto, sino saber que hay gente que piensa de ese modo", resaltó Moysés.

La Comisión de Etica Pública de la Presidencia brasileña calificó ayer de "impropio" el gesto de Garcia, que negó que su intención fuese la de festejar.

Los familiares afirman que en los diez meses transcurridos entre la caída de un avión de la compañía Gol con un saldo de 154 muertos en setiembre de 2006, y el reciente accidente de TAM "poco o nada fue hecho por los organismos competentes para solucionar los problemas y evitar nuevas tragedias anunciadas".

En esos diez meses, el tráfico aéreo se vio frecuentemente interrumpido por protestas de los controladores, problemas en las torres de control y denuncias sobre carencias en materia de seguridad de vuelos.