Los manifestantes se acercaron hasta el cordón policial y algunos intercambiaron empujones con los agentes. Al menos dos manifestantes fueron detenidos, según reportó la agencia canadiense CP.

Los primeros roces se produjeron casi al mismo tiempo que llegaba a Canadá el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. El dirigente aterrizó en Ottawa y se trasladó a continuación al bucólico castillo de Montebello, situado a unos 80 kilómetros de la capital.

Los manifestantes, que llegaron por la mañana en autobuses procedentes de Ottawa y Montreal, denuncian el secretismo que rodea la cumbre, en la que se reunirán Bush, el presidente canadiense, Stephen Harper, y el mexicano, Felipe Calderón.

Varios helicópteros sobrevolaron continuamente la zona, rodeada de bosques, mientras los manifestantes intentaban salir de las dos áreas que la policía acordonó para ellos.

La cantidad de manifestantes que acudió a Montebello fue menor de la esperada. Alrededor de unos 400 se agolparon a la entrada del castillo donde se reunieron los dirigentes.

Entre sus reclamos, los manifestantes denuncian que los recursos naturales de Canadá y México podrían quedar en manos de Estados Unidos si siguen adelante los planes de los dirigentes.

"Bajo la constitución mexicana, los recursos naturales pertenecen a la gente, no a las multinacionales", afirmó Alejandro Villamar, miembro del comité de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio.

Villamar aseguró que la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), el nombre que adoptaron los tres países para su encuentro anual, "está designada para robar tanto al pueblo canadiense como al mexicano de sus recursos naturales".

La ciudad arrancó tranquila la jornada, aunque los signos de lo que venía se podían ya ver desde hace días. Las autoridades erigieron una valla de tres metros de alto alrededor del bucólico castillo de Montebello. Un policía cada quince metros completó la guardia alrededor del perímetro de seguridad.

Además, los servicios de limpieza de la ciudad retiraron todas las piedras de los jardines y cualquier otro objeto que los manifestantes pudieran usar como proyectiles.

La policía ya advirtió a los residentes de Montebello que serían detenidos en controles de carretera en busca de armas y explosivos. También los barcos que pasan por el río cercano son sometidos a controles. Como es ya habitual, también se prohibió sobrevolar el espacio aéreo de la cumbre.

Los sindicalistas y activistas sociales están acompañados esta vez por algunos conservadores estadounidenses, que ven en la cumbre una amenaza para la soberanía del país, al estilo de las concesiones hechas por los países en la Unión Europea.

Según las leyes canadienses, los derechos de los manifestantes a ser oídos y vistos deben ser protegidos, por lo que los tres mandatarios tendrán siempre a su disposición a través de un circuito de televisión las imágenes y el sonido de las protestas contra ellos.

Fuente: DPA