Dos de los crímenes fueron en Villa Cañás y el tercero en la vecina comuna de Santa Isabel, a unos 160 kilómetros al sudoeste de Rosario y unos 350 al oeste de Buenos Aires.

El autor fue Angel Pedro Lemos, un plomero de unos 50 años, según informó el subdirector de policía Juan Mondino, jefe de asesores de la unidad regional 8 de la policía santafesina.

La masacre prácticamente coincidió con el aniversario de la muerte de Pedro Rafael Lemos, de 19 años, hijo del triple homicida, ocurrido el 13 de noviembre de 2005 en Santa Isabel por un disparo de escopeta, mientras estaba con dos amigos.

Por aquel hecho fue condenado y encarcelado Héctor Arangel, unos años mayor que la víctima, quien aún no tiene sentencia firme, informó Mondino.

Las víctimas son la madre del homicida condenado, Lidia Ester Arista, y su actual pareja, Héctor Fernando Armesto, ambos de unos 50 años, y la jueza de paz de Santa Isabel, de unos 60.

Los dos primeros fueron matados en su casa de Villa Cañás en presencia del hijo de ambos, de menos de 10 años, quien huyó horrorizado para pedir auxilio de sus vecinos.

La persona herida es la actual mujer del padre del condenado, Marta Alicia Torres, de unos 55 años.

El homicida disparó contra ella en la puerta de su casa, en Santa Isabel, a la que fue en busca de Orlando Arangel, padre del condenado, a quien no encontró.

La mujer recibió un disparo en el pecho y está con pronóstico reservado en el hospital de la cercana Venado Tuerto.

Aparentemente, el autor de la masacre, severamente afectado por la muerte de su hijo y ante la proximidad del aniversario, la emprendió con los progenitores del matador, hoy integrantes de familias diferentes.

Se desconoce por el momento qué vinculación atribuyó el homicida a la jueza comunal y jefa del registro civil de Santa Isabel, la tercera víctima.

La funcionaria muerta es Olga Cuminetti de Sylvester, quien según una reconstrucción preliminar del crimen, fue herida en la puerta de su casa y luego rematada con dos tiros en una farmacia contigua en la que buscó refugio.

Tras el triple crimen, Lemos, quien se desplazaba en una motoneta Gilera y llevaba dos armas de fuego, fue al cementerio de Santa Isabel y se disparó al corazón frente a la tumba de su hijo.

Fuentes policiales calculan que entre el primer disparo, ocurrido cerca de las 20.35 del miércoles, y el del suicidio transcurrió menos de una hora.